Rainer Tuñón
La autora Verónica Malamfant, en su libro Amigos con Derecho a Roce: Manual de abusos y costumbres, comentaba que un amigo con derecho es toda persona que esté disponible para las féminas en todo momento y que cumpla con el conjunto de normas de convivencia para tener fricción.
El especialista Robert Stenberg insistía en que para toda relación amorosa debe haber intimidad y compromiso, por lo que los denominados "amigos con derecho" se hacen amantes y a la vez son los mejores amigos, porque ambos sentimientos se pueden dar simultáneamente con una misma persona.
Alejados de las premisas sicológicas del tema, el cine ha desarrollado esta temática de cuando en cuando, entre algunas películas románticas, que en su mayoría resultan ser comedias, pero abordando otros contextos.
En un caso, los actores Ryan Reynolds y Amy Smart para la comedia Sólo Amigos, proponen la dicotomía entre el amor y la amistad cuando Reynolds, haciendo de un publicista joven, que en sus días de juventud era el gordito del colegio que aspiraba al amor de su mejor amiga, regresa a su pueblo de infancia, algo cambiado, para conquistar aquello que dejó por sus complejos de adolescente.
En otro caso, Patrick Dempsey viaja hasta Irlanda para decirle a su mejor amiga que no se case porque él descubre que se ha enamorado de la chica, en Quiero robarme a la novia; mientras que Julia Roberts persigue a su mejor amigo porque se da cuenta que se ha enamorado de él justamente cuando él descubre que se ha enamorado de Cameron Díaz.
En ese desfile de comedias de chicas, un clásico se abría paso con una pareja muy inusual: Billy Cristal y Meg Ryan, que protagonizan Harry y Sally, posiblemente la mejor propuesta romántica y mordaz sobre el amor y la amistad.
Curiosamente este año, Hollywood propone dos películas que abordan esta dinámica, posiblemente por el hecho de que la amistad y el sexo se unieron para subirle el tono a este tipo de comedias. En el caso de “Amigos con derecho”, de Ivan Reitman (Cazafantasmas), Asthon Kutcher es el mejor amigo de Natalie Portman, una fría doctora que sólo utiliza a su mejor amigo para llenar un vacío corporal, sin que los sentimientos se envuelvan en la relación.
La propuesta era interesante, hasta que lo cursi y sentimentalón se apoderó del enfoque del filme.
Ahora, Justin Timberlake y Mila Kunis, se alejan de los clichés y pasan a la siguiente propuesta titulada “Amigos con beneficios”, en donde Kunis, interpretando a una joven cazadora de talentos convence a un nuevo empleado, encarnado por Timberlake para que acepte un trabajo en Nueva York, así ambos se dan cuenta de que representan todo aquello que huyen de las relaciones amorosas y se meten en una aventura física.
Curiosamente, para filmar las escenas picantes, la actriz explicó a la publicación The Advocate que tuvieron dos semanas para filmar esas tomas.
“Justin usaba sólo un calcetín que cubría sus partes frontales, así que sí, pude ver casi todo”… “Y yo tenía parches en mis pezones y otro parche en mi cosa”, comentaba la co protagonista del Cisne Negro, con absoluta picardía.
El resultado, un filme un poquito subido de tono, con la participación de dos de las estrellas más reconocidas del momento, dirigidas por Will Gluck, responsable por la dirección de una de las películas de adolescentes más interesantes de los últimos cinco años titulada Se dice de mí, con Emma Stone.
Ofrezco coberturas y estrategias de comunicación para potenciar la difusión de contenidos y eventos culturales impulsando su alcance en medios y plataformas de comunicación social.
jueves, 15 de septiembre de 2011
La patrulla verde
Rainer Tuñón
Hal Jordan pertenece a la segunda generación de los Linterna Verde, personajes ficticios de la familia DC Comics, creados por John Broome y Gil Kane en 1959. Jordan usa un anillo de poder que recibió de un portador anterior, un moribundo extraterrestre que se estrelló en la Tierra y le concedió a un ser - totalmente honesto y sin miedo alguno – tal responsabilidad.
Se trata de un objeto mágico que sólo un portador que lo merezca puede darse el lujo de administrar todo su poder. Así, entre los guardianes del universo, existe el afamado “Cuerpo de Linternas Verdes”.
Estos personajes son parte de la mitología proveniente del comic que desde hace más de sesenta años invaden el imaginario colectivo para ofrecer historias asombrosas en medio de realidades sociales cambiantes.
En esta ocasión, el director Martin Campbell, con mucha experiencia en el cine de aventura gracias a sus proyectos con Antonio Banderas (El Zorro) y las mejores películas de Daniel Craig (Casino Royale) y Pierce Brosnan (Goldeneye) como 007, se mete en la sicología de los super héroes para llevar al cine una versión de Linterna verde, enfocándose en el personaje de la segunda camada.
De esta manera, el cine recrea en realidad al más conocido de los Linternas Verdes, Hal Jordan, interpretado en esta ocasión por Ryan Reynolds, un joven actor mejor conocido por protagonizar comedias ligeras y algunas películas de acción y en esta ocasión lleva el peso de un filme de súper héroes, que en esta época tiene muchas exigencias.
Uno de los personajes más trascendentales en este tipo de relatos es sin duda el rol de los archienemigos del protagonista, interpretados por los experimentados actores Peter Sarsgaard y Marc Strong.
En cuanto al origen de Linterna verde se debe conocer por ejemplo que Bill Finger, co – creador de Batman junto con Bob Kane, fue quien dio vida a este universo de héroes interplanetarios que inició con Alan Scott, un joven ingeniero que logró tener en sus manos una llama verde proveniente de una esfera de energía denominada corazón estelar.
La misma llama fue quien le recomienda a Scott crear un anillo para portar los poderes, y de esta manera Alan se convierte en el primer Linterna Verde.
En el mundo de los Linternas verdes han existido otros héroes, entre ellos Charlie Vicker, Guy Gardner, John Stewart, Kyle Rayner y Kilowog.
Sin duda, Linterna verde se une al desfile de héroes del comic que acaparan la atención en el mundo del cine y hacen revivir la experiencia para aquellas generaciones que creyeron en los comics y esperan ver plasmada la experiencia del género literario con el soporte narrativo y visual que ofrece el séptimo arte.
El encargo más importante que hacen estos fanáticos es el hecho de que la historia de los Linternas Verdes realmente se ajusten a la historieta y que los efectos especiales realmente cumplan con el cometido de aportarle valor a la historia sin sobrecargar y respetando la inteligencia de quienes pagan por ver a estos héroes modernos. Sin embargo, el resultado… pobre.
Hal Jordan pertenece a la segunda generación de los Linterna Verde, personajes ficticios de la familia DC Comics, creados por John Broome y Gil Kane en 1959. Jordan usa un anillo de poder que recibió de un portador anterior, un moribundo extraterrestre que se estrelló en la Tierra y le concedió a un ser - totalmente honesto y sin miedo alguno – tal responsabilidad.
Se trata de un objeto mágico que sólo un portador que lo merezca puede darse el lujo de administrar todo su poder. Así, entre los guardianes del universo, existe el afamado “Cuerpo de Linternas Verdes”.
Estos personajes son parte de la mitología proveniente del comic que desde hace más de sesenta años invaden el imaginario colectivo para ofrecer historias asombrosas en medio de realidades sociales cambiantes.
En esta ocasión, el director Martin Campbell, con mucha experiencia en el cine de aventura gracias a sus proyectos con Antonio Banderas (El Zorro) y las mejores películas de Daniel Craig (Casino Royale) y Pierce Brosnan (Goldeneye) como 007, se mete en la sicología de los super héroes para llevar al cine una versión de Linterna verde, enfocándose en el personaje de la segunda camada.
De esta manera, el cine recrea en realidad al más conocido de los Linternas Verdes, Hal Jordan, interpretado en esta ocasión por Ryan Reynolds, un joven actor mejor conocido por protagonizar comedias ligeras y algunas películas de acción y en esta ocasión lleva el peso de un filme de súper héroes, que en esta época tiene muchas exigencias.
Uno de los personajes más trascendentales en este tipo de relatos es sin duda el rol de los archienemigos del protagonista, interpretados por los experimentados actores Peter Sarsgaard y Marc Strong.
En cuanto al origen de Linterna verde se debe conocer por ejemplo que Bill Finger, co – creador de Batman junto con Bob Kane, fue quien dio vida a este universo de héroes interplanetarios que inició con Alan Scott, un joven ingeniero que logró tener en sus manos una llama verde proveniente de una esfera de energía denominada corazón estelar.
La misma llama fue quien le recomienda a Scott crear un anillo para portar los poderes, y de esta manera Alan se convierte en el primer Linterna Verde.
En el mundo de los Linternas verdes han existido otros héroes, entre ellos Charlie Vicker, Guy Gardner, John Stewart, Kyle Rayner y Kilowog.
Sin duda, Linterna verde se une al desfile de héroes del comic que acaparan la atención en el mundo del cine y hacen revivir la experiencia para aquellas generaciones que creyeron en los comics y esperan ver plasmada la experiencia del género literario con el soporte narrativo y visual que ofrece el séptimo arte.
El encargo más importante que hacen estos fanáticos es el hecho de que la historia de los Linternas Verdes realmente se ajusten a la historieta y que los efectos especiales realmente cumplan con el cometido de aportarle valor a la historia sin sobrecargar y respetando la inteligencia de quienes pagan por ver a estos héroes modernos. Sin embargo, el resultado… pobre.
El sonido de Edmar Castañeda
El sonido de Edmar
Es muy probable que no hayamos escuchado nada igual al sonido de Edmar Castañeda. Con el arpa colombiana en sus manos, es capaz de adaptar técnicas de punteo tradicional en este instrumento llanero - mejor conocido por la tradición musical colombiana o venezolana - para tocar melodías de jazz, golpeando además con lo afro-cubano para crear esa exquisita sonoridad que baila entre la zamba, el joropo venezolano, la cumbia colombiana, el son y el latin jazz.
Hace algunos años, durante la IV edición del Panama Jazz Festival, fue ovacionado cuando se presentó en el Teatro Anayansi ante más de dos mil personas y luego se echó a 10 mil personas al bolsillo cuando tocó en la Plaza catedral al cierre de dicho evento, con su conjunto.
De esta manera, Edmar ha elaborado una mezcla de tradición y de transporte de la improvisación.
Quienes lo conocen en Nueva York y Colombia, saben que ejecuta sus propias composiciones y experimenta con elementos de nuestro continente.
Interesante lo planteado hace algunos meses en el sitio web de la National Public Radio de los Estados Unidos, cuando sus periodistas mencionan que él “es el tipo de músico que no tiene miedo de desafiar el orden establecido”.
Ha tocado con Paquito de Rivera, Wynton Marsalis, Janis Siegel, Lila Downs, John Patitucci, la Chico O’Farril Afrocuban Big Band y The United Nation Orchestra.
Destacan que como músico puede brillar entre la música rural de baile colombiano y el jazz con un toque de su muñeca, literalmente hablando. Su visión es tan estimulante que está ganando adeptos en todo el mundo. Basta ver su página web o sus vídeos en Youtube para que confirmen lo que muchos consideran un joven virtuoso de qué se enfrenta al orden establecido.
Es muy probable que no hayamos escuchado nada igual al sonido de Edmar Castañeda. Con el arpa colombiana en sus manos, es capaz de adaptar técnicas de punteo tradicional en este instrumento llanero - mejor conocido por la tradición musical colombiana o venezolana - para tocar melodías de jazz, golpeando además con lo afro-cubano para crear esa exquisita sonoridad que baila entre la zamba, el joropo venezolano, la cumbia colombiana, el son y el latin jazz.
Hace algunos años, durante la IV edición del Panama Jazz Festival, fue ovacionado cuando se presentó en el Teatro Anayansi ante más de dos mil personas y luego se echó a 10 mil personas al bolsillo cuando tocó en la Plaza catedral al cierre de dicho evento, con su conjunto.
De esta manera, Edmar ha elaborado una mezcla de tradición y de transporte de la improvisación.
Quienes lo conocen en Nueva York y Colombia, saben que ejecuta sus propias composiciones y experimenta con elementos de nuestro continente.
Interesante lo planteado hace algunos meses en el sitio web de la National Public Radio de los Estados Unidos, cuando sus periodistas mencionan que él “es el tipo de músico que no tiene miedo de desafiar el orden establecido”.
Ha tocado con Paquito de Rivera, Wynton Marsalis, Janis Siegel, Lila Downs, John Patitucci, la Chico O’Farril Afrocuban Big Band y The United Nation Orchestra.
Destacan que como músico puede brillar entre la música rural de baile colombiano y el jazz con un toque de su muñeca, literalmente hablando. Su visión es tan estimulante que está ganando adeptos en todo el mundo. Basta ver su página web o sus vídeos en Youtube para que confirmen lo que muchos consideran un joven virtuoso de qué se enfrenta al orden establecido.
La hora de la colombiana
Rainer Tuñón
Luc Besson es un realizador francés que ha redefinido en las últimas dos décadas la tendencia en el cine de acción. A principio de los noventa hizo lo suyo con La Femme Nikita y años más tarde gracias a León (El profesional) y El quinto elemento, el director impactó a las audiencias entregando historias con fuerte contenido violento, pero dotadas de un inusitado sentido de realidad y humanidad a través de la tristeza que embargaba a sus protagonistas.
Claro está, estas películas sirvieron para catapultar a ciertos actores franceses y estadounidenses que brillaron con luz propia. El ejemplo de Anne Parilaud, como la mujer asesina, la convirtió en un icono dentro del “actioneer”, y la bondad mostrada por Jean Reno, aún siendo un implacable asesino a sueldo de El Profesional, puso su nombre entre los grandes actores de la industria. Además, esta misma película significó el debut de la ganadora del Oscar, Natalie Portman, como la pupila de León.
En los años noventa y parte de la siguiente década, Besson, en calidad de productor, se incorporó a proyectos de bajo presupuesto, pero destinados a satisfacer la demanda de una masa que en Europa quería ver algo distinto en cuanto al cine de acción.
Con la moda de la hiperviolencia, el “wire fu” y la comedia de acción, Besson entregó algunos clásicos como la serie Taxi (con cuatro películas), que luego le hicieron un desastrozo remake estadounidense con Queen Latifah; El Transportador con Jason Statham (que tendrá en el 2012 su teleserie), el Beso del Dragón y La Bestia con Jet Li, así como una serie de productos exitosos para Europa, que tuvieron su resonancia en el continente americano.
En los últimos años, se ha catapultado como el productor de pequeñas joyas de la acción como “Taken” y este año nos lleva al protagónico de la dominicana Zoe Saldaña, titulado Colombiana, en la cual la bella actriz interpreta a Cataleya, una joven criada como asesina profesional después de ser testigo de la muerte de sus papás por causas de la violencia sangrienta.
La película nos muestra un poco del enfoque de Besson al trabajar con estos productos de acción, pues nos traslada a la bella dama convertida en una asesina profesional y trabajando para su tío, muy enfocada en acabar con quienes quitaron la vida de sus progenitores.
Por supuesto, una película con este pedigrí pudiera prestarse para las siguientes interpretaciones negativas sobre su título, y por ende, las críticas que surgen por la utilización del gentilicio, a lo que Saldaña en una entrevista con medios internacionales expresa que esta película en nada daña la imagen del país, ya que generaliza las situaciones y convierte a su protagonista en una especia de heroína que retira a los malos.
Este filme es dirigido por uno de los consentidos de Besson, Oliver Megaton, quien se lució con la estética de la tercera parte de El Transportador, y cuenta entre su reparto con los aportes de Cliff Curtis, actor neo zelandés que se mantiene entre los mejores profesionales de Hollywood dando carisma a sus roles, así como las actuaciones de Michael Vartán, conocido por su rol en la teleserie Alias y el español Jordi Mollá.
En la actualidad, Colombiana es una de las películas más taquilleras de la semana y se espera que su paso por Latinoamérica permita saborear el cine de acción a la francesa.
Luc Besson es un realizador francés que ha redefinido en las últimas dos décadas la tendencia en el cine de acción. A principio de los noventa hizo lo suyo con La Femme Nikita y años más tarde gracias a León (El profesional) y El quinto elemento, el director impactó a las audiencias entregando historias con fuerte contenido violento, pero dotadas de un inusitado sentido de realidad y humanidad a través de la tristeza que embargaba a sus protagonistas.
Claro está, estas películas sirvieron para catapultar a ciertos actores franceses y estadounidenses que brillaron con luz propia. El ejemplo de Anne Parilaud, como la mujer asesina, la convirtió en un icono dentro del “actioneer”, y la bondad mostrada por Jean Reno, aún siendo un implacable asesino a sueldo de El Profesional, puso su nombre entre los grandes actores de la industria. Además, esta misma película significó el debut de la ganadora del Oscar, Natalie Portman, como la pupila de León.
En los años noventa y parte de la siguiente década, Besson, en calidad de productor, se incorporó a proyectos de bajo presupuesto, pero destinados a satisfacer la demanda de una masa que en Europa quería ver algo distinto en cuanto al cine de acción.
Con la moda de la hiperviolencia, el “wire fu” y la comedia de acción, Besson entregó algunos clásicos como la serie Taxi (con cuatro películas), que luego le hicieron un desastrozo remake estadounidense con Queen Latifah; El Transportador con Jason Statham (que tendrá en el 2012 su teleserie), el Beso del Dragón y La Bestia con Jet Li, así como una serie de productos exitosos para Europa, que tuvieron su resonancia en el continente americano.
En los últimos años, se ha catapultado como el productor de pequeñas joyas de la acción como “Taken” y este año nos lleva al protagónico de la dominicana Zoe Saldaña, titulado Colombiana, en la cual la bella actriz interpreta a Cataleya, una joven criada como asesina profesional después de ser testigo de la muerte de sus papás por causas de la violencia sangrienta.
La película nos muestra un poco del enfoque de Besson al trabajar con estos productos de acción, pues nos traslada a la bella dama convertida en una asesina profesional y trabajando para su tío, muy enfocada en acabar con quienes quitaron la vida de sus progenitores.
Por supuesto, una película con este pedigrí pudiera prestarse para las siguientes interpretaciones negativas sobre su título, y por ende, las críticas que surgen por la utilización del gentilicio, a lo que Saldaña en una entrevista con medios internacionales expresa que esta película en nada daña la imagen del país, ya que generaliza las situaciones y convierte a su protagonista en una especia de heroína que retira a los malos.
Este filme es dirigido por uno de los consentidos de Besson, Oliver Megaton, quien se lució con la estética de la tercera parte de El Transportador, y cuenta entre su reparto con los aportes de Cliff Curtis, actor neo zelandés que se mantiene entre los mejores profesionales de Hollywood dando carisma a sus roles, así como las actuaciones de Michael Vartán, conocido por su rol en la teleserie Alias y el español Jordi Mollá.
En la actualidad, Colombiana es una de las películas más taquilleras de la semana y se espera que su paso por Latinoamérica permita saborear el cine de acción a la francesa.
A que no queremos a Ben
Rainer Tuñón C.
Una de las poses más ridículas en las películas de grandes presupuestos se manifiesta cuando el actor principal intenta brindarnos la combinación de macho caballería con romanticismo clásico para lograr que el público se identifique con los protagonistas de estas historias.
Cada vez que le toca el turno a Ben Affleck no me queda otra que pedirle que por favor se dedique a la dirección de actores o a ser guionista, que definitivamente parece ser su verdadera vocación en la industria del entretenimiento.
Es cierto, las chicas suspiran, pero yo simplemente me cabreo. No hay otra forma de definir la sensación de molestia ante tanto talento desperdiciado. Durante la entrega número 70 de los premios de la Academia, Jack Lemmon y Walther Mathaw entregaron a Matt Damon y a Benjamin Geza Affleck el premio de la Academia por el guión del filme “Good Will Hunting”.
Hasta ahí la promesa. Luego de este momento de gloria para la mancuerna, sus carreras por separado, como actores han permitido diferenciar estilos y calidad que demuestran que en el caso de Ben, mejor pasar detrás de las cámaras porque delante de ellas se estropea todo lo que intenta construir.
Benjamin debutó a los 9 años como actor con una película perfectamente olvidable que llevaba bajo título “El oscuro final de la calle”, de Jan Egleson, pero el inicio formal de su carrera se dio cuando lo presentaron junto a Chris O´Donnell, Matt Damon y Brendan Fraser en un drama estudiantil titulado School Ties para posteriormente integrarse al elenco de Daze and Confused, de Richard Linklater. En ambas, su presencia es inocua, aunque las películas aportan por su calidad.
Su relación con el irreverente Kevin Smith también permite identificar los momentos “Ben”. Si bien es cierto, “Mallrats”, “Persiguiendo a Amy”, “Dogma”, “Jersey Girl”, “Jay y Silent Bob contraatacan” y la segunda parte de “Clerks”, representan películas con cierta independencia creativa, flaco favor le hace Affleck a estas historias con su presencia.
Poner cara de pendejo ha sido su sello en las películas que protagoniza. Así el filme “Fuerzas de la Naturaleza”, junto a Sandra Bullock, hizo que el resto del mundo se diera cuenta de lo que escribo. No es que el filme sea eminentemente malo (de por sí es un basurón), es que Ben Affleck le mete tanta sazón a su caracterización que termina salando el producto.
Otro punto interesante es que no pega ni para dramas contemporáneos ni para películas de época. “Shakespeare enamorado”, cinta de John Madden que ganó el Oscar a la Mejor Película del año, es recordada por el trabajo de Gwyneth Paltrow, Geoffrey Rush, Judy Dench y Joseph Fiennes, no por las inaguantables secuencias en las que aparece Ben, en lo que parecía ser una concesión de los hermanos Weinstein para con él. Si se fijan, todo el esta película función a de mil maravillas, sin embargo nunca entendimos cuál fue el aporte de Affleck a la trama… una verdadera sinvergüenzura.
Eso sí, el estrafalario Michael Bay lo puso a vivir en “Pearl Harbor” y “Armageddon”, dos escandalosas mega producciones de pésima factura narrativa, aunque espectaculares. Ni de eso se salva “mister” Affleck, que sigue haciendo de las suyas poniendo el impecable rostro de pendejo.
En el rubro de la acción, además de ser mal actor, suele tener pésimas escogencias con interesantes directores. Un caso muy común se dio cuando el mítico John Frankenheimer, que venía de dirigir la impecable “Ronin”, decide contratarlo para algo que se hace llamar “Reindeer Gamer”, junto a Charlize Theron y Gary Sinise. El resultado, un bostezo de padre y señor nuestro que sólo fue opacado por el siguiente ronquido en el medio de “Daredevil”, cuya adaptación al cine hizo que me olvidara por algunos años de los héroes de Marvel Comics.
Ahora, dicen que lo peor estaba por venir, yo creo que no, pues es la suma de todos nuestros miedos. Martin Brest es un director estadounidense que tiene pocas películas en su haber. Se hizo un nombre con “Beverly Hills Cop”, con Eddie Murphy y años más tarde “Midnight Run”, con Robert De Niro y Charles Grodin. Cayó un poco con la incomprendida “¿Conoces a Joe Black?”, aquel remake que hicieron Brad Pitt y Anthony Hopkins, y definitivamente se hundió cuando intentó darle coherencia a una comedia dramática de matones y lesbianas con la inolvidable “Gigli”. De hecho, es inolvidable por el tamaño de críticas negativas que se dieron apenas la estrenaron en el año 2003.
Haciendo un repaso por su carrera, hemos visto desaciertos cuando lo escogen para comedias románticas como “He’s not that into you” y “Sobreviviendo las navidades”, dramas como “State of play”, “Hollywoodland” o “Changing lanes” o filmes de acción descerebrada en la talla de “El pago”, del mago de la hiperviolencia John Woo (que se quemó cuando se aventuró a conquistar Hollywood”, “Smocking Aces”, de Joe Carnahan, un experimento de acción, comedia con diálogos chispeantes y cierta independencia en su textura, Además de su fugaz aparición en “Buffy, la cazadora de vampiros”.
Poseer un récord de 40 películas protagonizadas y al menos dos rescatables participaciones: “La suma de todos los miedos”, de Phil Alden Robinson y “The Town”, que él mismo la dirige, aunque le roba el show su co protagonista Jeremy Renner (“The Hurt Locker”), hacen que definitivamente Ben Affleck esté en el tope de mi lista de pésimos actores.
Una de las poses más ridículas en las películas de grandes presupuestos se manifiesta cuando el actor principal intenta brindarnos la combinación de macho caballería con romanticismo clásico para lograr que el público se identifique con los protagonistas de estas historias.
Cada vez que le toca el turno a Ben Affleck no me queda otra que pedirle que por favor se dedique a la dirección de actores o a ser guionista, que definitivamente parece ser su verdadera vocación en la industria del entretenimiento.
Es cierto, las chicas suspiran, pero yo simplemente me cabreo. No hay otra forma de definir la sensación de molestia ante tanto talento desperdiciado. Durante la entrega número 70 de los premios de la Academia, Jack Lemmon y Walther Mathaw entregaron a Matt Damon y a Benjamin Geza Affleck el premio de la Academia por el guión del filme “Good Will Hunting”.
Hasta ahí la promesa. Luego de este momento de gloria para la mancuerna, sus carreras por separado, como actores han permitido diferenciar estilos y calidad que demuestran que en el caso de Ben, mejor pasar detrás de las cámaras porque delante de ellas se estropea todo lo que intenta construir.
Benjamin debutó a los 9 años como actor con una película perfectamente olvidable que llevaba bajo título “El oscuro final de la calle”, de Jan Egleson, pero el inicio formal de su carrera se dio cuando lo presentaron junto a Chris O´Donnell, Matt Damon y Brendan Fraser en un drama estudiantil titulado School Ties para posteriormente integrarse al elenco de Daze and Confused, de Richard Linklater. En ambas, su presencia es inocua, aunque las películas aportan por su calidad.
Su relación con el irreverente Kevin Smith también permite identificar los momentos “Ben”. Si bien es cierto, “Mallrats”, “Persiguiendo a Amy”, “Dogma”, “Jersey Girl”, “Jay y Silent Bob contraatacan” y la segunda parte de “Clerks”, representan películas con cierta independencia creativa, flaco favor le hace Affleck a estas historias con su presencia.
Poner cara de pendejo ha sido su sello en las películas que protagoniza. Así el filme “Fuerzas de la Naturaleza”, junto a Sandra Bullock, hizo que el resto del mundo se diera cuenta de lo que escribo. No es que el filme sea eminentemente malo (de por sí es un basurón), es que Ben Affleck le mete tanta sazón a su caracterización que termina salando el producto.
Otro punto interesante es que no pega ni para dramas contemporáneos ni para películas de época. “Shakespeare enamorado”, cinta de John Madden que ganó el Oscar a la Mejor Película del año, es recordada por el trabajo de Gwyneth Paltrow, Geoffrey Rush, Judy Dench y Joseph Fiennes, no por las inaguantables secuencias en las que aparece Ben, en lo que parecía ser una concesión de los hermanos Weinstein para con él. Si se fijan, todo el esta película función a de mil maravillas, sin embargo nunca entendimos cuál fue el aporte de Affleck a la trama… una verdadera sinvergüenzura.
Eso sí, el estrafalario Michael Bay lo puso a vivir en “Pearl Harbor” y “Armageddon”, dos escandalosas mega producciones de pésima factura narrativa, aunque espectaculares. Ni de eso se salva “mister” Affleck, que sigue haciendo de las suyas poniendo el impecable rostro de pendejo.
En el rubro de la acción, además de ser mal actor, suele tener pésimas escogencias con interesantes directores. Un caso muy común se dio cuando el mítico John Frankenheimer, que venía de dirigir la impecable “Ronin”, decide contratarlo para algo que se hace llamar “Reindeer Gamer”, junto a Charlize Theron y Gary Sinise. El resultado, un bostezo de padre y señor nuestro que sólo fue opacado por el siguiente ronquido en el medio de “Daredevil”, cuya adaptación al cine hizo que me olvidara por algunos años de los héroes de Marvel Comics.
Ahora, dicen que lo peor estaba por venir, yo creo que no, pues es la suma de todos nuestros miedos. Martin Brest es un director estadounidense que tiene pocas películas en su haber. Se hizo un nombre con “Beverly Hills Cop”, con Eddie Murphy y años más tarde “Midnight Run”, con Robert De Niro y Charles Grodin. Cayó un poco con la incomprendida “¿Conoces a Joe Black?”, aquel remake que hicieron Brad Pitt y Anthony Hopkins, y definitivamente se hundió cuando intentó darle coherencia a una comedia dramática de matones y lesbianas con la inolvidable “Gigli”. De hecho, es inolvidable por el tamaño de críticas negativas que se dieron apenas la estrenaron en el año 2003.
Haciendo un repaso por su carrera, hemos visto desaciertos cuando lo escogen para comedias románticas como “He’s not that into you” y “Sobreviviendo las navidades”, dramas como “State of play”, “Hollywoodland” o “Changing lanes” o filmes de acción descerebrada en la talla de “El pago”, del mago de la hiperviolencia John Woo (que se quemó cuando se aventuró a conquistar Hollywood”, “Smocking Aces”, de Joe Carnahan, un experimento de acción, comedia con diálogos chispeantes y cierta independencia en su textura, Además de su fugaz aparición en “Buffy, la cazadora de vampiros”.
Poseer un récord de 40 películas protagonizadas y al menos dos rescatables participaciones: “La suma de todos los miedos”, de Phil Alden Robinson y “The Town”, que él mismo la dirige, aunque le roba el show su co protagonista Jeremy Renner (“The Hurt Locker”), hacen que definitivamente Ben Affleck esté en el tope de mi lista de pésimos actores.
El dilema de la asesina adolescente
Rainer Tuñón C.
Una hermosa muchacha de 16 años se ha educado y crecido en un ambiente lleno de conocimiento con el firme propósito de matar. Su padre le ha puesto a su disposición todas las técnicas para acabar con vidas humanas y al mismo tiempo, sobrevivir en una sociedad de agentes y asesinos a sueldo.
Enciclopedia y libro de cuento de hadas en mano, Hanna se ha convertido en una máquina de matar, pero al mismo tiempo, es una chica que busca encontrar el camino a la felicidad.
El dilema de este personaje creado por David Farr, Seth Lochhead, Joe Penhall y Joe Wright es sin duda una de las propuestas de acción más trepidantes de los últimos años, llevando a la talentosa Soarisse Ronan a una nueva dimensión dentro de su rango como actriz.
La joven irlandesa ha tenido una meteórica carrera en el cine internacional, debutando con Michelle Pfeiffer en una cinta que dirigiera Amy Heckerling (“Fast Times at Ridgemont Times”) titulada “El novio de mi madre”. Asimismo, consiguió una nominación a los Oscar por el filme “Expiación”, de Joe Wright, quien la dirigió en este filme.
Anteriormente había participado con Catherine Zeta-Jones en una película sobre el mago Harry Houdini y estuvo a órdenes de Peter Jackson para el emotivo drama Desde mi cielo.
Este año, para su papel en Hanna, aporta ese halo de candidez y seguridad que nos recuerda en cierta medida a Hit Girl, el personaje del comic Kick Ass, que fue llevado con extraordinaria sutileza para su versión cinematográfica.
Ahora, si de adolescentes asesinas se trata, el debut de Natalie Portman para la cinta El profesional, de Luc Besson, es sin duda el mejor referente, siempre y cuando se revise el tema de las mujeres fuertes del cine, entre ellas Geena Davis para Long Kiss Goodnight, de Renny Harling; Anne Parilaud en La femme Nikita de Luc Besson o Angelina Jolie para Se busca o la Agente Salt.
Quien mejor caracterización de mujeres asesinas ha desempolvado en el cine ha sido Quentin Tarantino con su serie Kill Bill construyendo a La novia (Uma Thurman), basado en una amplia investigación de películas con mujeres asesinas en los últimos treinta años del entretenimiento visual.
En todo caso, la problemática de Hanna como centro de la atención en este filme ha sido planteada con cierta espectacularidad para recrear las múltiples preguntas propias de su edad mientras huye de quienes desean matarla.
En su elenco, acompañas a Soarisse Ronan, unos actores de trayectoria impecable, tal es el caso de la siempre eficiente Cate Blanchett (Elizabeth, El Aviador) y el actor Eric Bana (Troya).
Aunque para muchos Hanna podrá considerarse como una concesión del director Joe Wright, cuyos filmes anteriores Expiación y Orgullo y Prejuicio se han caracterizado con un cuidadoso estilo narrativo y visual, lo cierto es que este thriller de acción mantiene un ritmo estético que supera el estándar en el cine de acción, aportando la dosis necesaria de drama y adrenalina que gusta a la audiencia que busca el valor agregado en los denominados “actioneers”.
La propuesta es buena, pero definitivamente necesita tomar prestado elementos de la técnica Bourne para dotar de realismo lo incoherente e ilógico de ciertos aspectos de este estreno cinematográfico.
Una hermosa muchacha de 16 años se ha educado y crecido en un ambiente lleno de conocimiento con el firme propósito de matar. Su padre le ha puesto a su disposición todas las técnicas para acabar con vidas humanas y al mismo tiempo, sobrevivir en una sociedad de agentes y asesinos a sueldo.
Enciclopedia y libro de cuento de hadas en mano, Hanna se ha convertido en una máquina de matar, pero al mismo tiempo, es una chica que busca encontrar el camino a la felicidad.
El dilema de este personaje creado por David Farr, Seth Lochhead, Joe Penhall y Joe Wright es sin duda una de las propuestas de acción más trepidantes de los últimos años, llevando a la talentosa Soarisse Ronan a una nueva dimensión dentro de su rango como actriz.
La joven irlandesa ha tenido una meteórica carrera en el cine internacional, debutando con Michelle Pfeiffer en una cinta que dirigiera Amy Heckerling (“Fast Times at Ridgemont Times”) titulada “El novio de mi madre”. Asimismo, consiguió una nominación a los Oscar por el filme “Expiación”, de Joe Wright, quien la dirigió en este filme.
Anteriormente había participado con Catherine Zeta-Jones en una película sobre el mago Harry Houdini y estuvo a órdenes de Peter Jackson para el emotivo drama Desde mi cielo.
Este año, para su papel en Hanna, aporta ese halo de candidez y seguridad que nos recuerda en cierta medida a Hit Girl, el personaje del comic Kick Ass, que fue llevado con extraordinaria sutileza para su versión cinematográfica.
Ahora, si de adolescentes asesinas se trata, el debut de Natalie Portman para la cinta El profesional, de Luc Besson, es sin duda el mejor referente, siempre y cuando se revise el tema de las mujeres fuertes del cine, entre ellas Geena Davis para Long Kiss Goodnight, de Renny Harling; Anne Parilaud en La femme Nikita de Luc Besson o Angelina Jolie para Se busca o la Agente Salt.
Quien mejor caracterización de mujeres asesinas ha desempolvado en el cine ha sido Quentin Tarantino con su serie Kill Bill construyendo a La novia (Uma Thurman), basado en una amplia investigación de películas con mujeres asesinas en los últimos treinta años del entretenimiento visual.
En todo caso, la problemática de Hanna como centro de la atención en este filme ha sido planteada con cierta espectacularidad para recrear las múltiples preguntas propias de su edad mientras huye de quienes desean matarla.
En su elenco, acompañas a Soarisse Ronan, unos actores de trayectoria impecable, tal es el caso de la siempre eficiente Cate Blanchett (Elizabeth, El Aviador) y el actor Eric Bana (Troya).
Aunque para muchos Hanna podrá considerarse como una concesión del director Joe Wright, cuyos filmes anteriores Expiación y Orgullo y Prejuicio se han caracterizado con un cuidadoso estilo narrativo y visual, lo cierto es que este thriller de acción mantiene un ritmo estético que supera el estándar en el cine de acción, aportando la dosis necesaria de drama y adrenalina que gusta a la audiencia que busca el valor agregado en los denominados “actioneers”.
La propuesta es buena, pero definitivamente necesita tomar prestado elementos de la técnica Bourne para dotar de realismo lo incoherente e ilógico de ciertos aspectos de este estreno cinematográfico.
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