Rainer Tuñón C.
La música en el cine nos hace entender como audiencia la extensión de la emotividad de cada expresión técnica, sicológica y física de quienes participan en un filme, desde su proceso de producción hasta el resultado final visto en la gran pantalla. Como digna cómplice de la cinematografía, entra por el oído, se percibe a través del celuloide y va directo al alma de quienes disfrutamos del cine como un arte esencial en nuestras vidas. La música es la que pone en bellos sonidos lo que las palabras no logran decir.
Aunque a veces el término se presta a confusiones, las bandas sonoras la conforman aquellas partes de audio que se completa y surge como el resultado de la edición de diferentes pistas de sonido, que pueden incluir diálogos, sonoridades distintas y música de una obra como complemento creativo. En el último de los casos, son aquellas composiciones que acompañan a la película en toda su extensión.
"El Padrino", de Francis Ford Coppola; "Tiburón", de Steven Spielberg; "Psicosis", de Alfred Hitchcock o "La Misión", de Rolland Joffe, no serían los clásicos por excelencia del cine si no contaran con bandas sonoras magistrales como las de Nino Rota, Carmine Coppola, John Williams; Bernard Hermann y Ennio Morricone, respectivamente. Los temas musicales, en cambio, son acompañamientos que se convierten en ganchos promocionales de una película a propósito de la popularidad de la película o del artista que la interpretará. El más reciente caso lo hemos experimentado con la cantante británica Adele, quien ganó un Oscar por el tema de "Skyfall", siguiendo la tradición de las películas sobre James Bond al contar con un tema que identifique al filme, interpretado por un artista famoso.
"El Padrino", de Francis Ford Coppola; "Tiburón", de Steven Spielberg; "Psicosis", de Alfred Hitchcock o "La Misión", de Rolland Joffe, no serían los clásicos por excelencia del cine si no contaran con bandas sonoras magistrales como las de Nino Rota, Carmine Coppola, John Williams; Bernard Hermann y Ennio Morricone, respectivamente. Los temas musicales, en cambio, son acompañamientos que se convierten en ganchos promocionales de una película a propósito de la popularidad de la película o del artista que la interpretará. El más reciente caso lo hemos experimentado con la cantante británica Adele, quien ganó un Oscar por el tema de "Skyfall", siguiendo la tradición de las películas sobre James Bond al contar con un tema que identifique al filme, interpretado por un artista famoso.
En el rango de las bandas sonoras, normalmente son evidentes a la hora de aumentar el drama, la acción o el suspenso en las películas, de manera efectiva. Pueden ser agregadas en cada escena, pero acentuadas en momentos en que el director desea capitalizar un impulso para provocar una emoción. En el cine de acción, por ejemplo, las secuencias en filmes como "Arma Mortal", "Speed" o "Duro de Matar" no serían lo mismo sin la trepidante banda sonora que motiva a seguir la acción. Por otro lado, en filmes como "Love Story", de Arthur Hiller, "El diario de una pasión", de Nick Cassavettes o "Titanic", de James Cameron, es precisamente la música es quien corona el romance entre sus protagonistas.
Miklos Rosza, John Williams, Ennio Morricone, Bernard Hermann, Henry Mancini, Jerry Goldsmith y Hans Zimmer están entre los más famosos en la historia. Quizás el más prolífico y reconocido será John Williams, gracias a sus colaboraciones con Steven Spielberg y George Lucas para "Star Wars", "Cazadores del Arca Perdida", "E.T.", "Parque Jurásico", entre muchas más.
Para los directores, productores y compositores es una tarea muy importante saber qué canción es la que logrará enganchar a la audiencia. El mejor de los ejemplos se da cuando James Cameron y James Horner lograron un consenso en "My heart will go on", entre lo compuesto en música y letra, teniendo en mente a Celine Dion para que la interpretara. El resultado es mágico y queda en la historia del cine.
A finales de los años sesenta, el cine se propuso lograr meterse con más fuerza en las listas de popularidad musical dado a que sabían que el filme podría funcionar con un tema que lo hiciera recordar. "Up where we belong", cantada por Joe Cocker para "Oficial y Caballero", con Richard Gere; "Take my breath away", de Berlín para "Top Gun", con Tom Cruise, fueron éxitos pensados en función de mercadear con dinamismo las películas de Taylor Hackford y Tony Scott, respectivamente. Claro está, hay fenómenos como "Lose yourself", de Eminem, para "8 Mille", que lograron convertirse en Oscar por la honestidad y la colaboración creativa entre el compositor, actor, cantante y su director Curtis Hanson, e inolvidables temas como "The way we were", interpretado con una pasión absoluta de Barbra Streisand en el filme del mismo nombre, dirigido por Sidney Pollack.
De hecho, algunas películas no pueden ser reconocidas de no ser por su canción. La gente recuerda a "Over the rainbow", del Mago de Oz; "Desayuno con diamantes" por el tema "Moon River" o "Blaze of Glory", de Jon Bon Jovi, que pertenece al western "Young Guns 2".
Ahora bien, los directores y productores se fijan mucho en los análisis de marketing y promoción a la hora de elegir un tema musical. ¿Qué es lo que le gustaría al público oir y quién podría interpretarlo mejor? ¿Qué tema está sonando con fuerza que haga que la gente vea mi película y se identifique de inmediato con la canción? Es fácil si tomamos la pegajosa canción "Danza Kuduro" de Don Omar, que se escucha al final de la quinta parte de Rápido y Furioso. Se pensó en el éxito del tema, tanto así que su cantante, Don Omar, y Tego Calderón, reyes del reguetón puertorriqueño, formaron parte del elenco en esta saga de autos veloces y mucha acción.
Desde la utilización de músicos en las salas de cine, el inicio del cine sonoro grabado para dar ambiente y evidenciar la acción, la maravillosa evolución registrada gracias a "El cantante de jazz"; pasando por el uso apropiado del músico especializado en bandas sonoras que leyendo el guión y apostando por la explicación argumental, crea un motivo musical para los personajes y las acciones, visto y engrandecido cuando Max Steiner hizo la música de "Lo que el viento se llevó"; la utilización de la música para diálogos, momentos escenas, ambientes urbanos, cinematografía en épicas; el uso de medios electrónicos y de canciones que no guardarían sentido alguno con el filme en sí; la omnipresencia musical y la ausencia de música en momentos clave, el tema de la música ha evolucionado a tal punto en que se convierte en un valor agregado imprescindible al momento de crear un producto cinematográfico.
Hasta la fecha, el compositor que más Oscar ha ganado ha sido Alfred Newman, padre de Thomas Newman ("Skyfall").
Hasta la fecha, el compositor que más Oscar ha ganado ha sido Alfred Newman, padre de Thomas Newman ("Skyfall").
En este contexto, veamos la música como un todo. John Williams sin el clarinete de Giora Feidman o el violín de Itzhak Perlman no lograrían arrancar tantas lágrimas en "La lista de Schindler"; Klaus Badelt y Hans Zimmer lograron una preciosa música para un filme cuyo género estaba en el baúl de los recuerdos de mis padres y abuelos con "Piratas del Caribe" y gracias a esa música, mi hijo Daniel me ha hecho respetar esta divertida y espectacular saga de bribones de altamar.
A pesar de no ser fan de "Titanic", la música es la razón por la cual este filme de Cameron es inolvidable y qué decir de Yo Yo Ma en el cello gracias a la poderosa partirura de Tan Dun para "El tigre y el dragón", las maravillosas interpretaciones de Jamie Bell dándole vida a la preciosa película "El Violín Rojo" o la hermosura de Banda sonora de Yann Tiersen que hizo para "Amelie".
Entre las mujeres, el nombre de Rachel Portman significa una fuerza importante en la industria, pues fue la primera compositora en ganarse un Oscar por su trabajo en el filme "Emma", protagonizado por Gwyneth Paltrow; seguida al año siguiente por Anne Dudley que hizo magistrales piezas para "The Full Monty".
Las últimas bandas sonoras que han captado mi atención han sido la ganadora del Oscar por "Una vida extraordinaria", de Ang Lee que se da por obra y gracia una combinación de orquesta sinfónica, instrumentaciones orientales y sonidos electrónicos creados por Mychael Danna; así como la bella, emotiva y muy sentimental composición para una cinta de catástrofes que no sería lo mismo sin el aporte de Fernando Velásquez para "Lo imposible", de J.A. Bayona.
Si preguntan por mi partitura favorita, definitivamente la de Nino Rota y Carmine Coppola con los evocadores momentos musicales para la serie "El Padrino". ¿Y la tuya?