Rainer Tuñón C.
Dos auténticas joyitas del cine contemporáneo, que valen la pena ser apreciadas y admiradas dentro de su propia genialidad, se presentan durante esta temporada de inicio del 2013. No con ello remarcaré que sean perfectas, pero ambas historias son extraordinarios ejemplos de narrativa y espectacularidad a través de las vicisitudes del ser humano cuando la tragedia llega, creemos como poco probable que algo malo nos suceda y de repente golpea con tanta fuerza que nos obliga a ser testigos de la grandeza de la naturaleza divina.
Por un lado se estrena la versión cinematográfica de “La vida de Pi”, una fantástica novela canadiense de Yann Martel, rechazada de plano por cinco casas editoriales en Londres, y que en el 2001 se convirtiera en un éxito de librerías sin precedentes, mostrándonos cómo un espiritual adolescente hindú es víctima de un naufragio, pierde a su familia, sobrevive 227 días a la deriva junto a un tigre de bengala, es rescatado en las costas mexicanas y vive para contar una aventura extraordinaria llena de fe y perseverancia; y por otro lado, se presenta “Lo Imposible”, película española que nos invita a comprender la experiencia de una familia que logró estar unida luego de ser impactada por un devastador tsunami que alcanzó a los países que bordean el Océano Índico en el año 2004.
En el caso de “La vida de Pi”, el director chino Ang Lee - un verdadero cineasta - lleva al celuloide y en un formato 3-D al servicio total de lo narrado, todo un banquete visual que respeta la técnica narrativa de Martel, agregando colores, formas y dimensiones que acercan al espectador al sentimiento y el espíritu del protagonista cuando, a través de su aventura vivida, nos expone tonos, texturas y expresiones más puras de la creación.
Tan encantadora fue la cinta de Lee que -por poner un ejemplo- aun cuando cause cierta molestia que los padres lleven a sus retoños pequeñitos al cine, pudimos apreciar cómo un bebé se deleitaba con lo visto en la gran pantalla y se estimulaba por completo con todas las imágenes.
De esta manera, el director taiwanés, premiado por El tigre y el dragón, Secreto en la Montaña o Comer, beber, amar y elogiado por la realización de algunas otras bellezas como Sensatez y Sentimientos, La tormenta de hielo, Taking Woodstock y Peligro, deseo y lujuria, logra imprimir en la mente de los espectadores toda una lección de espiritualidad y motivación por vivir la vida.
En tanto, con “Lo imposible”, el director español J.A. Bayona demuestra que “El Orfanato” no fue un golpe de suerte como ópera prima y exporta cine más allá de las fronteras gracias a una historia alude rápidamente a su título, que por encima de la tragedia nos lleva a conocer todo lo que una familia unida hizo para encontrarse luego de un fenómeno natural de tal magnitud, sobre todo, sabiendo que se trata de una historia real.
En el contexto histórico conocimos que el 26 de diciembre de 2004 un tsunami golpeó las costas del Océano Índico causando la muerte de más de 240 mil personas. La familia Álvarez-Belón, oriundos de España, se encontraba de vacaciones en Tailandia cuando la tragedia ocurrió y logró lo imposible para mantenerse junta. Ellos sobrevivieron, sin embargo cerca de 2400 turistas fallecieron durante los eventos ocurridos ese fatídico día de finales de año.
Para que esta historia tuviese un impacto en las pantallas del mundo, el equipo de producción logró transmitir los mensajes de manera eficiente para motivas a dos de las estrellas de Hollywood más importantes del momento: Naomi Watts (21 gramos y King Kong) y Ewan McGregor (Episodios I, II y III de Star Wars), ambos considerados como una dupla ganadora, pues además de ser extraordinarios actores dramáticos, cuentan con suficiente peso en el medio para que la película tuviese un atractivo en la taquilla mundial.
El resultado: más que impecable, valiéndose de las más conocidas herramientas del cine catástrofe y aportando el ingrediente de la esperanza desde los ojos de los hijos de la pareja Álvarez-Belón, dignamente liderados por Tom Holland, un joven actor conocido por interpretar en el teatro a "Billy Elliot" en el musical, basado en la premiada cinta inglesa. Además, siempre es agradable contar con la participación de una leyenda del cine como Geraldine Chaplin, quien repite con Bayona por segunda vez en su filmografía en un pequeño papel.
Ambas películas son altamente inspiradoras y motivan lo suficiente para que entendamos que el cine es definitivamente un vehículo que permite que el mundo vea que la esperanza es lo último que se pierde.