martes, 18 de diciembre de 2012

Mercadeo de un cine que se debe apreciar



Rainer Tuñón C.

Para poder disfrutar y luego recomendar una película que no haya sido bendecida por las oficinas locales de los grandes estudios o sencillamente no cuente con mayor presupuesto de mercadeo para funcione mejor en la taquilla, sin importar su país de origen y/o la calidad del producto, habría que estar muy pendiente de las carteleras de cine en los diarios locales, medios web o radio emisoras de la ciudad o el interior del país.

Ir al cine ya dejó de ser una visita de dos horas para ver tu película favorita; ahora es toda una experiencia que se enriquece con información y retroalimentación a través de medios digitales. 

La realidad es que entre tantos estrenos publicitados se pierden al año decenas de buenos títulos, porque sencillamente desaparecen a la semana – o a la segunda, si la buena fortuna le acompaña – por tener un nivel ínfimo de inversión en promoción y marketing; sin embargo, resulta muy agradable saber que una vez estrenada la película, el boca a boca, ya sea a través canales formales o por redes sociales, sigue siendo la mejor receta.

El reciente estreno de la extraordinaria comedia dramática francesa Amigos, que desfiló en poquísimas salas y tuvo una audiencia pequeña, pero fiel dada las circunstancias, es un ejemplo de lo que comentamos sobre el valor de la comunicación cuando se aplica a la venta del producto cinematográfico.

Se entiende que el marketing en la distribución de obras cinematográficas es dinámico, de alto consumo y muy complicado dado el parámetro de su audiencia, la alta rotación de los productos y el canibalismo voraz que existe cada semana con la cantidad de filmes a estrenar. De hecho, la estrategia no se basa en dotar notoriedad a una marca sino distintas películas que tienen sus propios componentes para ser vendidos para concentrar su margen de venta en las dos primeras semanas de estreno, que puede interpretarse como el periodo de vida útil para recaudar en las taquillas.

En mercados como el panameño, un plan de marketing debería tomar en cuenta el minúsculo o nulo presupuesto para que el lanzamiento del título tenga algún impacto frente a los grandes estrenos. De esta manera, las acciones de comunicación pueden enfocarse hacia el componente publicitario gratuito o de intercambio y el editorial, independientemente de la escasez de prensa especializada para aportar criterios serios que refuercen la venta del producto.

Las películas, que llevan el sello de “otro cine”, cine alternativo o estrenos distintos a lo que acostumbramos a ver siempre, son poco conocidas por el hecho de que se promocionan con mínima pasión y creatividad.

De hecho, para que funcionen, se debería contemplar algo de presencia en punto de venta más allá del afiche. En las salas de cine se debe conocer qué tipo de película se estrenará, ya que es poco conocida y publicitada; debería establecerse algún tipo de promoción con posibles patrocinadores del filme para que den valor agregado al producto; se debe adaptar la creatividad al mercado local, vendiendo el producto como algo cercano al "target" local y definitivamente la cercanía con directores de medios, editores y periodistas de cine y entretenimiento, así como blogueros y gente en redes sociales que le lleguen a los usuarios que pagarán la entrada si la película cuenta con argumentos de venta que los convenzan. SI esto tampoco funciona, pues nos pegamos de la cartelera, vamos a la sala y a la salida, recomendamos el título y nos encargamos de crearles una masa fiel de fanáticos que mantenga a flote esa joya del séptimo arte a punto de naufragar.

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