miércoles, 28 de noviembre de 2012

Madres en el celuloide

Rainer Tuñón C.


En muchos lugares del mundo, lo que comenzó como una celebración en honor a Rea, madre de Hades, Zeus y Poseidón, para los romanos, fiestas en el templo de Cibeles, y para el santoral católico el día de la Inmaculada Concepción, con el tiempo pasó a convertirse en una fecha de conmemoración de las madres por la paz gracias a la labor de Julia Ward Howe, una célebre abolicionista y defensora de los derechos de las mujeres, hacia 1870. 

Cada 8 de diciembre se celebra la fiesta a lo grande en Panamá, cuya víspera se degusta con cenas familiares en casa o restaurantes, conciertos en la ciudad o preparando serenatas en las calles, plazas, parques, aceras y terrazas; sin embargo, en la cálida sala de algunos hogares existen fanáticos del cine que, en vez de rumbear y disfrutar de la música del Día de las Madres, se pasean por los vídeoclubes buscando historias para compartirlas con nuestras queridas madrecitas.



En algunos casos, alquilan, por ejemplo, Tira a mamá del tren, por si quieren divertirse con el lado negro de la relación madre e hijo desde la lupa de Danny de Vitto, o El Edipo reprimido, cortometraje de Woody Allen inserto en las Historias de Nueva York, que compartiría en la dirección junto con Francis Ford Coppola y Martin Scorsese, pero hay quienes recuperan algunos placeres culposos, como por ejemplo: Para o mamá dispara, una de las peores películas de Sylvester Stallone, pero muy emotiva por la relación entre Estelle Getty y Sly, como un policía que sólo se rinde ante su viejita. 

También, los hermanos Ethan y Joel Coen respondieron con su Educando a Arizona, una  extraordinaria comedia sobre maternidad, secuestros y quíntuples que protagonizaran hace más de 25 años Holly Hunter, Nicolas Cage y John Goodman, que por cierto, definió el tinte cómico de los Coen a través de los clásicos que realizaron más adelante. 


Por el cine más serio y tradicional, existen las lacrimógenas a ritmo simple de comedia ligera del calibre de Qué Buena madre es mi padre, y Mr. Mom, haciendo de Al Pacino y Michael Keaton respectivamente, dos buenas madres padres en sus hogares; agridulces relatos como Stepmom, con la dupla ganadora de Susan Sarandon y Julia Roberts en una historia triste y aleccionadora sobre la sucesión en el hogar tras una enfermedad terminal; Madre, la tragicomedia con Albert Brooks y Debbie Reynolds, en uno de los mejores ejercicios cómicos de actores y enfoques relacionales entre madres e hijos; la siempre efectiva a la hora de los llantos Magnolias de acero, de Herbert Ross con un elenco impecable que incluía a Julia Roberts, Sally Field, Olimpia Dukakis, Shirley McLaine, Dolly Parton y Darryl Hannah; El club de la buena estrella, sobre generaciones y relaciones entre madres e hijas de la comunidad asiática y definitivamente La hermandad de las Ya-ya, aquella tontorrona película con Sandra Bullock y Ashley Judd.



Otros dos ejemplos del cine y las mamás los aportan La chica del adiós, con Marsha Mason y Richard Dreyfuss, sobre una madre soltera que conoce en un extravagante actor al hombre de su vida y la fatalista - y a la vez muy criticada - Mamita querida, con Faye Dunaway, que en su momento causó cierta controversia al retratar la tórrida relación entre Joan Crawford y su hijastra Christina.



Eso sí, hay algunas más que valen la pena alquilar, ver desde la computadora o esperar a que las pasen por la tele en estos días, entre ellas: Forrest Gump, por la intrínseca relación entre Forrest (Hanks) y su mamá interpretada con belleza y carácter por la siempre efectiva Sally Field; la comedia de los estudios Disney Un viernes de locos, que además resultó ser una de las buenas de la sexy y problemática Lindsay Lohan, además de muy rescatable por la actuación de Jamie Lee Curtis; Heartbreakers, con Sigorney Weaver y Jennifer Love Hewitt, que describe la cercana relación entre madre e hija, ambas expertas en el arte de la estafa utilizando sus encantos femeninos, y no nos olvidemos de Jerry Maguire, por el personaje de Dorothy (Renné Zellwegger), una madre que además de estar perdidamente enamorada de su jefe, pone los pies en la tierra y educa el corazón del egoísta personaje principal en esta joya de Cameron Crowe y El hijo de la novia, de Juan José Campanella, por esa verdadera misión del personaje de Ricardo Darín: casar por la iglesia a su padre con su madre antes de que ella fallezca.

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