Rainer Tuñón C.
Una de las poses más ridículas en las películas de grandes presupuestos se manifiesta cuando el actor principal intenta brindarnos la combinación de macho caballería con romanticismo clásico para lograr que el público se identifique con los protagonistas de estas historias.
Cada vez que le toca el turno a Ben Affleck no me queda otra que pedirle que por favor se dedique a la dirección de actores o a ser guionista, que definitivamente parece ser su verdadera vocación en la industria del entretenimiento.
Es cierto, las chicas suspiran, pero yo simplemente me cabreo. No hay otra forma de definir la sensación de molestia ante tanto talento desperdiciado. Durante la entrega número 70 de los premios de la Academia, Jack Lemmon y Walther Mathaw entregaron a Matt Damon y a Benjamin Geza Affleck el premio de la Academia por el guión del filme “Good Will Hunting”.
Hasta ahí la promesa. Luego de este momento de gloria para la mancuerna, sus carreras por separado, como actores han permitido diferenciar estilos y calidad que demuestran que en el caso de Ben, mejor pasar detrás de las cámaras porque delante de ellas se estropea todo lo que intenta construir.
Benjamin debutó a los 9 años como actor con una película perfectamente olvidable que llevaba bajo título “El oscuro final de la calle”, de Jan Egleson, pero el inicio formal de su carrera se dio cuando lo presentaron junto a Chris O´Donnell, Matt Damon y Brendan Fraser en un drama estudiantil titulado School Ties para posteriormente integrarse al elenco de Daze and Confused, de Richard Linklater. En ambas, su presencia es inocua, aunque las películas aportan por su calidad.
Su relación con el irreverente Kevin Smith también permite identificar los momentos “Ben”. Si bien es cierto, “Mallrats”, “Persiguiendo a Amy”, “Dogma”, “Jersey Girl”, “Jay y Silent Bob contraatacan” y la segunda parte de “Clerks”, representan películas con cierta independencia creativa, flaco favor le hace Affleck a estas historias con su presencia.
Poner cara de pendejo ha sido su sello en las películas que protagoniza. Así el filme “Fuerzas de la Naturaleza”, junto a Sandra Bullock, hizo que el resto del mundo se diera cuenta de lo que escribo. No es que el filme sea eminentemente malo (de por sí es un basurón), es que Ben Affleck le mete tanta sazón a su caracterización que termina salando el producto.
Otro punto interesante es que no pega ni para dramas contemporáneos ni para películas de época. “Shakespeare enamorado”, cinta de John Madden que ganó el Oscar a la Mejor Película del año, es recordada por el trabajo de Gwyneth Paltrow, Geoffrey Rush, Judy Dench y Joseph Fiennes, no por las inaguantables secuencias en las que aparece Ben, en lo que parecía ser una concesión de los hermanos Weinstein para con él. Si se fijan, todo el esta película función a de mil maravillas, sin embargo nunca entendimos cuál fue el aporte de Affleck a la trama… una verdadera sinvergüenzura.
Eso sí, el estrafalario Michael Bay lo puso a vivir en “Pearl Harbor” y “Armageddon”, dos escandalosas mega producciones de pésima factura narrativa, aunque espectaculares. Ni de eso se salva “mister” Affleck, que sigue haciendo de las suyas poniendo el impecable rostro de pendejo.
En el rubro de la acción, además de ser mal actor, suele tener pésimas escogencias con interesantes directores. Un caso muy común se dio cuando el mítico John Frankenheimer, que venía de dirigir la impecable “Ronin”, decide contratarlo para algo que se hace llamar “Reindeer Gamer”, junto a Charlize Theron y Gary Sinise. El resultado, un bostezo de padre y señor nuestro que sólo fue opacado por el siguiente ronquido en el medio de “Daredevil”, cuya adaptación al cine hizo que me olvidara por algunos años de los héroes de Marvel Comics.
Ahora, dicen que lo peor estaba por venir, yo creo que no, pues es la suma de todos nuestros miedos. Martin Brest es un director estadounidense que tiene pocas películas en su haber. Se hizo un nombre con “Beverly Hills Cop”, con Eddie Murphy y años más tarde “Midnight Run”, con Robert De Niro y Charles Grodin. Cayó un poco con la incomprendida “¿Conoces a Joe Black?”, aquel remake que hicieron Brad Pitt y Anthony Hopkins, y definitivamente se hundió cuando intentó darle coherencia a una comedia dramática de matones y lesbianas con la inolvidable “Gigli”. De hecho, es inolvidable por el tamaño de críticas negativas que se dieron apenas la estrenaron en el año 2003.
Haciendo un repaso por su carrera, hemos visto desaciertos cuando lo escogen para comedias románticas como “He’s not that into you” y “Sobreviviendo las navidades”, dramas como “State of play”, “Hollywoodland” o “Changing lanes” o filmes de acción descerebrada en la talla de “El pago”, del mago de la hiperviolencia John Woo (que se quemó cuando se aventuró a conquistar Hollywood”, “Smocking Aces”, de Joe Carnahan, un experimento de acción, comedia con diálogos chispeantes y cierta independencia en su textura, Además de su fugaz aparición en “Buffy, la cazadora de vampiros”.
Poseer un récord de 40 películas protagonizadas y al menos dos rescatables participaciones: “La suma de todos los miedos”, de Phil Alden Robinson y “The Town”, que él mismo la dirige, aunque le roba el show su co protagonista Jeremy Renner (“The Hurt Locker”), hacen que definitivamente Ben Affleck esté en el tope de mi lista de pésimos actores.
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jueves, 15 de septiembre de 2011
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