Rainer Tuñón C.
El cine documental representa aspectos de una realidad motivada por los intereses de su creador. Tiene secuencia, estructura organización, tiempos, narrativa y elementos periodísticos que lo acercan al entendimiento por parte del perceptor, de que estamos ante un espectáculo objetivo, el cual normalmente lo concebimos como cine real.
Existen, por ello, el cine documental con estilo periodístico, el docudrama (en donde los personajes se interpretan a si mismos) y por supuesto el falso documental (“mockumentary”, le hacen llamar), que toma elementos ficticios para adornarlo con un aire real para ganarse al público.
En los últimos años, esa tendencia por buscar el universo de realidades que ofrece el documental y chocarla con la ficción y narrativa cinematográfica nos ha puesto a dudar como espectadores si lo que estamos viendo ocurrió en verdad o simplemente lo inventaron para llevarnos por el misterioso camino de la fantasía.
Cuando estrenaron “El proyecto de la bruja de Blair”, por el formato en el cual fue concebido y gracias a la extraordinaria estrategia en el mercadeo de drama de terror vestido de cine documental, el público salía dudando hasta de sus pasos y realmente asustados por lo apreciado durante el desarrollo del filme.
Recientemente, los seguidores de “Actividad Paranormal” sucumbieron ante la interesante secuela que se estrena en cartelera y reiteraron que esta manera de contar historias de terror incluso provoca escalofríos, sin necesidad de mostrar sangre, monstruosidades y demás elementos grotescos o viscerales.
Claro está, existe también una audiencia que se decepciona cada vez que compara este tipo de productos con el cine tradicional, pues piensan en la narrativa de ritmo conocido y los efectos especiales que provocan cierta repulsión.
- Ah, pero no taba en naa…! – comentaba un muchacho al salir de la sala.
En la actualidad nos enfrentamos ante una nueva manera de lidiar con la realidad en el cine. Es cuando la cámara se convierte en protagonista y evidencia el miedo de los personajes cada vez que se acerca a ellos a través de ediciones de videos caseros, grabaciones en Youtube, vistas de cámaras de vigilancia con visores nocturnos, pequeños dispositivos colocados estratégicamente en partes de una infraestructura o anatomía humana.
Ahora es más frecuente adoptar una estructura y modo de narración muy cercano al documental, y ver al mismo tiempo cómo algunos documentales ofrecen recursos propios de la creación de obras de ficción para ganarse la confianza de quienes vamos al cine.
En cuanto al cine documental, es vital conseguir y degustar “Nanuk, el esquimal” una obra de 1921 que sienta los precedentes para lo que hemos visto a través del reportaje televisivo.
Asimismo, es divertido apreciar el falso documental de Rob Reiner, “This is Spinal Tap”
Asimismo, la manera cómo Woody Allen utiliza el rigor del formato documental para contarnos la historia de “Zelig”, el camaleón humano, es digna de análisis; así como también “Borat”, de Sacha Baron Cohen y el animado de Disney “Surf`s up”.
En otros géneros, vale la pena encontrarse con la belga “Man Bites Dog”, que sigue a un asesino en serie mientras se graban los hechos para un documental; “Redacted”, de Brian de Palma, que sigue a un grupo de soldados en actos cuestionables; o fenómenos de taquilla interesantes como “Cloverfeld”, que apuesta hacia el mito de Godzila entre movimientos de video casero y “REC”, que sigue el cine de histeria colectiva a través de los “muertos en vida”.
Ven a pasar un excelente momento en Cinema Paraíso. Tu lugar para disfrutar la experiencia del buen cine y música en vivo. Además degustarás deliciosas bebidas, comidas y picadas . Estamos en Casco Viejo, Ave A, entre las calles 4a y 5a Tel: 228-8619 ...Te esperamos!
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martes, 9 de noviembre de 2010
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