Rainer Tuñón C.
Revisando en el vídeo club comedias para pasar
la tarde de arranque sabatino desfilaron algunos ejemplos muy representativos para
retratar algo de dipsomanía y pasión a través de la infalible comedia.
"Aquellos
viejos tiempos", "Los rompebodas", ¿Y… dónde está el piloto?, "La fiesta
inolvidable", "Animal House", ¿Qué pasó ayer?, partes I y II, entre muchos otros, son considerados como clásicos de la risa y la
borrachera; sin embargo, cuando debemos darle un tratamiento solemne a la incisiva
ingesta de alcohol, mejor revisemos algunos casos históricos en el cine, entre
ellos:
Arturo, el millonario seductor, con el protagónico inolvidable de Dudley
Moore -no la ridícula versión con Russel Brand- en el cual, el ebrio ricachón comparte
un idilio con Liza Minelli mientras el show se lo roba Sir John Gielgud, quien
obtuvo el Oscar al Mejor Actor de reparto.
Claro, existen otros filmes muy dignos de
mención tales como: El Veredicto, de Sidney Lumet, en el cual Paul Newman interpreta
a un abogado colgado de la botella, quien se activa en el caso de su carrera
como hombre de ley; Bad Santa, con un alcoholizado Billy Bob Thorton que
utiliza su disfraz para robar en centros comerciales; El maestro borrachón, el
eterno rol de Jackie Chan que luego replicaría con JetLi en El reino prohibido;
Cat Ballou, con un espectacular Lee Marvin en el rol que le valió el Oscar a
Mejor Actor; Nick Nolte en Warrior, como el padre en recuperación que vuelve a
caer presa de sus propios demonios cuando la discusión con uno de sus hijos lo
empuja de vuelta a la bebida y Factotum, con Matt Dillon recreando las crónicas
del poeta Charles Bukowski.
Si de clásicos se tratara, en definitiva Harvey
con James Stewart (aunque no se le define si es propenso a la bebida o
definitivamente con un estado mental inestable gracias a su relación con el
conejo invisible), la poderosa Betty Davis en Whatever Happened to Baby Jane y
definitivamente Richard Burton y Elizabeth Taylor en ¿Quién le teme a Virgina
Woolf?
Eso sí, mis clásicas de borrachos por excelencia
son:
Adiós a Las Vegas, con el carrito de súper llevado
por un Nicolas Cage metido en su rol de ebrio a morir.
Entre copas, enología y borrachera mezclada con
arranques de despecho y traviesos ganchos de infidelidad, con un acertado Pul
Giamiatti.
Piratas del Caribe: La maldición del Perla Negra.
¿Quién mejor que Johnny Depp para aportar genialidad a
un gran pirata y borracho como lo es el capitán Jack Sparrow?
Ironweed, o pareja que se emborracha unida, disfruta
su propia depresión. Merryll Streep y Jack Nicholson dan lecciones de alcohol y
pobreza, dirigidos por Héctor Babenco, y en definitiva, Barfly, de Barbet
Schroeder, con los inigualables Mickey Rourke (Henry Chinanski, alter ego del
poeta Charles Bukowski) y la mítica Faye Dunaway, aportando sus piernas al
delicioso banquete visual entre copa y copa .
De esta gran película, que lamentablemente no se ve en DVD aún, me quedo con la siguiente reflexión: “Cualquiera puede ser un no borracho. Se requiere de un talento especial para ser un borracho. Se necesita resistencia. La resistencia es más importante que la verdad”.
Charles Bukowski.
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