Rainer Tuñón C.
“La Invasión” o “Skyline” aparece en las pantallas locales como un gran estreno de nuevo año. De ella, sólo se sabe que se trata de un cruce entre “Cloverfeld” y “Día de Independencia”; tiene actores conocidos en algunas series de televisión y, por los avances vistos en internet o en canales de televisión, sus efectos especiales son “impresionantes”.
Está bien… uno busca información sobre este filme y rescata – por ejemplo - que costó 500 mil dólares producirlo - sin los efectos especiales – porque la empresa de los hermanos Strause, los directores de “Alien vs. Depredador: Réquiem”, y genios detrás de este ambicioso proyecto que busca tener otras secuelas, y para que la primera quedara “buena”, le metieron 10 millones sólo en el departamento de “FX”.
El resultado es visualmente aceptable, pero sin mucha materia gris de parte de sus guionistas, directores y actores, sólo hecho con el firme propósito de asustarnos dentro y fuera de la pantalla.
La buena noticia –para ellos- es que el filme está recaudando más de 50 millones de dólares en todo el mundo y a quién le importa si tuvo buena o mala.
En sí, “La invasión” propone un inicio revelador -15 horas antes de los eventos-, continúa con una fiesta en un apartamento de lujo en Los Ángeles - en donde se pasan las 14 horas y 59 minutos - y de repente se forma la salsa, e inexplicablemente aparece el halo de luz jalando gente hacia las naves (abducción alienígena o cuarto contacto, sí, como quieran llamarle), para llevarnos a una atmósfera que se parece a la de “El despertar de los muertos” con la “Guerra de los mundos”, pero más cercana a la de Steven Spielberg. No mencionaremos qué ocurre después… Los invito a pasarla “chilin” en la sala, que por cierto, lo mejor del filme resultan ser los avances presentados previo a la función.
En este proyecto, el gran ganador es la empresa Hydraulx, propiedad de Greg y Colon Strause, los responsables de este basurón, pero los creadores visuales de algunas buenas películas como “300”, “El día después de mañana” o “X Men: la batalla final”.
Ahora, si quieren ver cine de invasiones alienígenas en serio, recomendamos definitivamente:
They Live!, de John Carpenter, basada en un cuento de Ray Nelson escrito en 1963. En esta historia, el protagonista, llamado Nada e interpretado por el entonces luchador de la WWF “Rowdy Pipper”, se ecuentra unos lentes de sol que le permiten ver la verdad: quienes nos rodean son alienígenas que llenan el mundo con mensajes subliminales para convertir a los humanos en esclavos de una sociedad de consumo, en medio de la realidad socioeconómica de Estados Unidos en los ochenta.
Dark City, de Alex Proyas, en donde unos aliens con poderosas mentalidades colectivas la usan para detener el tiempo y rehacer el paisaje en el mundo usando a los habitantes de la tierra como juguetes y conejillos de india.
La invasión de los usurpadores de cuerpos, de Phillip Kaufman. Se trata de la segunda – y definitivamente extraordinaria versión- sobre el fenómeno de los ataques alienígenas. El final es aterrador, pero por favor, no confundir este título con el de “The Invasion of the Booty Snatchers”, con Jenna Jameson.
El enigma de otro mundo, de John Carpenter. Es el remake del clásico de 1951, con la pequeñísima diferencia de que esta sí que es una buena película de terror, con unos efectos especiales insuperables hechos por Rob Bottin. ¿De qué se trata? Un equipo de investigadores de la Antártica son asesinados por una forma alienígena que puede mutar hacia los cuerpos humanos de quienes se encuentran en la estación polar.
El día en que la tierra se detuvo, de Robert Wise. En1951, la gente conoció a Klaatu y el robot Gort en Washington, DC para advertir que la Tierra será destruida si los humanos continúan con sus “ganas de guerrear”.
Ahora, para las buenas, hay muy malas, entre ellas:
El día en que la tierra se detuvo, la versión de 2008 con Keanu Reeves.
Mi amigo Mac (1988), un clon asqueroso de ET.
Invasion of the saucer men (1957), en donde los alienígenas tienen uñas en forma de agujas para inyectar con guaro a la gente.
Critters, otra "joya" subvalorada de los años ochenta. Pequeños monstruos vienen de otro planeta (como una alternativa de menor presupuesto a los Gremlins de Joe Dante). Estos bichitos escaparon en un asteroide y llegaron a la tierra devorando todo a su paso, y ocurre todo en un pueblito de Kansas.
I come in peace, de seguro la hicieron para que Dolph Lundgren (¿Se acuerdan de "Rocky IV" y "He-Man"?) se luciera como un agente del FBI que anda tras la pista de un narcotraficante alienígena que inyecta heroína a sus víctimas terrícolas y usando "tecnología alien" extrae endorfina de sus cerebros para venderla como narcótico a los congéneres de su planeta de orígen. WOW!!!!
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