Rainer Tuñón C.
Posiblemente muchos recordarán a Catalino Curet Alonso como el decano de la composición en la salsa, cuyos trabajos de música crítica con calor social eran aplaudidos por Latinoamérica unida y el resto del mundo.
Tanto él como el panameño Rubén Blades construyeron personajes inolvidables y narrativas extraordinarias sobre nuestras realidades cotidianas, razón por la cual se ganó a pulso, tinta y pulmón el título al mejor compositor de salsa hasta nuestros días.
De hecho, Blades, a quien con mucho cariño y humildad reconoce como un mentor en la composición, asistió a sus honras fúnebres hacia agosto del 2003 y el año pasado, al grabar el videoclip “La Perla”, con Calle 13, hizo una ofrenda a la tumba de este extraordinario compositor puertorriqueño.
Detrás de éxitos como Periódico de ayer, Anacaona, la Tirana, Puro Teatro, Plantación adentro, Piraña, Las caras linas, Tiemblas, Los entierros, Juanito Alimaña y muchos más, estaba la intuición periodística y el saber de un hombre de Guyama, de madre costurera y padre músico de la Orquesta de Simón Madera que además tenía la dicha de ser profesor de español, nacido el 26 de febrero de 1926.
Cuando niño, Tite Curet se mudó con su madre a Santurce producto de la separación de sus padres y en los siguientes años trabajó en los correos y se inicia en la educación musical con teoría y solfeo con el profesor Jorge Rubián. Al culminar sus estudios secundarios, estudió sociología farmacia y periodismo, siendo este último movimiento académico el que le abrió las puertas al conocimiento de su entorno social.
A su llegada a Nueva York, consiguió un trabajo como periodista deportivo en el diario La Prensa de Nueva York, pero optó por trabajar periodismo de espectáculos. En esos días, poco a poco se fueron conociendo sus talentos como compositor y hacia la década de los sesenta, trabajó con la orquesta de Joe Quijano, escribiendo "El son efectivamente", conocida como su primera composición grabada.
Sus amigos de infancia eran Daniel Santos, Ismael Rivera y Rafael Cortijo, entre muchos otros famosos.
Por esos días inicia la leyenda de quien fuera el compositor de las 2000 melodías, 900 de ellas grabadas por los grandes de la música latina. Cuentan sus amistades que hacia 1968 compuso el tema El gran tirano para el bolerista Roberto Ledesma, pero este tema llega a las manos de La Lupe, la "creadora del arte del frenesí", porque a Tite le impresionó la poderosa voz de la cubana, y esta canción se convierte en "La tirana", un himno de la música de esa época, catapultando a la cantante y consolidando así su carrera como compositor.
Tite era descrito como un hombre sencillo, con múltiples experiencias que contar. Así como un libro que se abre por sí mismo para narrar a todo aquel que quiera oir, según la periodista Grisselle Peña Martínez, quien narró en medios puertorriqueños una experiencia con el compositor en 1998 cuando dictó un taller de crónica periodística.
Con su habitual sombrero de paja y camisa de estampado africano, siempre le brilló genuina humildad en su corazón.
Comenta Peña Martínez que Tite explicaba a los alumnos de aquel taller que su primera canción surgió de un "desengaño amoroso" a los quince años, "por enamoramientos de esos de la vida, de primeras novias que te dejan, siempre te vuelven poeta", de lo que todos en algún momento hemos sido testigos.
Había decidido tomar cursos de música, añadiendo a su talento mayor conocimiento. Mientras, Curet continuó tocando puertas de músicos y empresarios del mundo artístico, lsa bendiciones llegaban. Así, grabó con Tito Rodríguez aquel precioso bolero Tiemblas; con Cheo Feliciano, temas como Anacaona, Pa' que afinquen, Mi triste problema y esa bellísima creación Los entierros; y qué decir de otros grandes como Ismael Rivera, cuando escribió ese homenaje a nuestra gente titulado Las caras lindas y aquel pegajoso tema Mi negrita me espera y la inolvidable De todas maneras Rosa; con Celia Cruz, Isadora Duncan, en el momento en que Celia necesitaba un tema grande que la hiciera mantener vigencia musical en los años setenta; con Héctor Lavoe y Willie Colón, la dupla indestructible de la salsa canciones como Periódico de Ayer, Barrunto y Piraña, con otro extraordinario compositor Rubén Blades, a quien le escribió Plantación adentro y con la Lupe, con esos clásicos La carcajada final, La tirana y Puro teatro.
Sobre su maestría y dinámica, Ángel Quintero Rivera (Premio Casa de las Américas de 1998) escribió en su libro Salsa, sabor y control que: "a finales de la década de 1970, cuando todos hubieran pensado que la gran bailarina de ballet de comienzos de siglo, Isadora Duncan había sido totalmente olvidada en el mundo popular del Caribe, el más importante compositor de la salsa, que no es un músico profesional, sino un mulato empleado de correos - Catalino "Tite" Curet Alonso- le dedicó una canción, que muy pronto llegó a los más altos escalafones del hit parade.
También, el investigador de la salsa, César Miguel Rondón, en su libro Crónica de la música del caribe urbano: El libro de la salsa, divide la producción de Curet en tres etapas: la festiva, la social y la amorosa.
En la primera, describe Rondón, están el tema La esencia del guaguancó de Pete "El Conde" Rodríguez; en la segunda, contempla referencias al tema de la esclavitud (Babaila) y temas de crónica social (Juan Albañil y Pueblo Latino), y en la tercera, la del lado amoroso o sientimental, existe una subdivisión en la cual versan sus boleros (Mi triste problema, Tiemblas) y sus de amores y desengaños (Piraña o Marejada feliz).
En cuanto a su carrera como periodista, Tite era un eterno convencido de que la crónica como género: "es lo más fino que tiene el periódico y debe ser escrita para que el lector la pueda entender".
El trabajó en las publicaciones: Variedades, Estrellas, El Mundo, El Reportero, Vea y El Vocero, al tiempo que publicó el libro "De la vida misma".
Sobre su carrera como compositor, decía Tite que le gustaba escribir con pocos o ningún adjetivo, característica del periodismo noticioso, razón por la cual en sus textos utiliza palabras comunes y sencillas, componiendo sus temas, sin rodeos.
Su compositor favorito era Pedro Flores, que usaba lenguaje sencillo, sin recurrir a "ser intelectualista" a la hora de componer, como mencionaba en entrevistas.
Tite fue altamente reconocido en los países en donde participaba como compositor. Él estuvo con Los Hermanos Castro en el Festival de Río, quienes interpretaron su composición en portugués "Y después del amor" (por cierto, ese dominio del portugués le permitió ayudar al brasileño Nelson Ned, el pequeño gigante de la canción, a hacer el "crossover" para los mercados de habla española).
Asimismo, adaptó letras de composiciones brasileñas como “Usted abusó”, “La paz de tu sonrisa”, y “La palabra adiós” que grabó Blades con Fania All Stars.
En Buga, Colombia, obtuvo el primer lugar con "Deja al poeta cantar" que interpretó Irma Bruno. Tite Curet estuvo en en el Festival de la Salsa en Venezuela y brilló con Sal saludando que cantó Cheo Feliciano.
Curet Alonso además le dio letras en español al tema de Charlie Chaplin “Candilejas”, que cantó Wilkins y adaptó “Si yo fuera rico”, de la obra Violinista sobre el tejado, que posteriormente interpretó Chucho Avellanet, y sus letras han sido escuchadas en películas como "Mujeres al borde de un ataque de nervios", de Pedro Almodóvar y la segunda parte de El Padrino, de Francis Ford Coppola.
Tite reconocía siempre que su mentor era "Pancho Cristal" (Morris Pelman), un productor del sello Tico Records, quien le brindó las primeras oportunidades.
"Fue mi puerta abierta, mi símbolo y empuje necesario para yo emprender esta carrera dentro de un campo sumamente difícil por lo competido: la composición musical", dijo Tite en una ocasión.
Conociendo al Tite Curet Alonso que compuso tantas bellas canciones, encontramos además la obra y figura de un periodista que encontró dos pasiones desbordantes: el periodismo, que le gustaba más que la música, y la composición musical, que siempre tuvo esa vida noticiosa.
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