Rainer Tuñón Cantillo
En los últimos treinta años, Milos Forman ha realizado ocho películas, de las cuales dos de ellas son clásicos indiscutibles en el cine mundial y las otras cinco, ejercicios supremos de técnica tanto narrativa como cinematográfica.
En este ejercicio, el director checo se unió al selecto grupo de bateadores de "Grand Slam" en la industria cuando dirigió a Jack Nicholson y Luoise Fletcher en la multipremiada "Atrapado sin salida", que le significó cinco Oscar (Mejor Película, mejor Director, Mejor Guión, Mejor Actor y Mejor Actriz).A partir de ese momento, cada proyecto de Milos Forman es esperado como una nueva obra de autor.
Así conocimos el musical "Hair", y el drama musical "Ragtime", el extraordinario acercamiento a la vida del magnate de la pornografía en "Larry Flint: el nombre del escándalo", "Valmont", "El hombre en la luna", sobre el comediante Andy Kayfman, y su más reciente estreno en ciudad de Panamá: "Los fantasmas de Goya", que, por cierto, hizo hace dos años.
El sello que distingue al autor es el enriquecimiento de las biografías de personajes que han sido clave en la historia de las sociedades en las que vivieron. Típico e irrepetible, el ejemplo cuando hizo un fenomenal tributo a Mozart en Amadeus.
Ahora, su nuevo proyecto lo llevó hacia Boadilla del Monte para mostrarnos el Palacio del Intante don Luis de Boadilla e invitarnos a conocer a Inés (bella Natalie Portman), musa de Francisco de Goya (Stellan Skarsgård), cuando es acusada de herejía por la Inquisición.Como toda obra de Forman, su desarrollo y ejecución es impecable, tanto como sus decorados, detalles técnicos y ambientación.
Salvo por el protagónico, la participación de Randy Quaid o la forma cómo nos lleva al descenlace del relato, esta obra de Forman pasará a convertirse en un gran ejercicio de dirección, más no una de las inolvidables del director checo.
Posiblemente, la mayor inquietud es el desgaste que ha sufrido Goya en los últimos años, pues el cine español ha desarrollado algunos proyectos con mayor énfasis en la figura del histórico pintor, destacándose "Goya en Burdeos", de Carlos Saura y "La maja desnuda", de Bigas Luna, aunque este trabajo de Milos tiene la tinta indisctubible.
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