viernes, 21 de noviembre de 2008

007, una porción de consuelo

Rainer Tuñón Cantillo

En en el 2006, apenas la función de "Casino Royale" terminaba, el público salía alegre de las salas de cine, preguntándose: - ¿y es que habrá algo mejor para serie de 007?

Pues sí y no. Casino Royale fue la primera novela de Ian Fleming y su flamante propuesta fílmica, estrenada hace dos años, mostraba a un 007 novato en la experiencia al servicio de "Su Majestad", poco refinado en el arte de matar, algo torpe en su retórica y temerario al cien por ciento (como debe ser); es decir, alguien que disparaba primero y preguntaba muy poco después, pero ante todo, un ser humano con la capacidad de amar y sufrir por la traición.
Adicional a esos detalles, la nueva versión (recordemos a David Niven en la olvidable comedia "Casino Royale") planteaba algunos trazos argumentales que dieron serias razones a M (Judy Dench) para desconfiar, tanto en él como en su juicio profesional.
Si bien el James Bond del nuevo siglo ha superado la prueba de sus antecesores, reinventando su propia imagen y existencia, se esperaba un efecto mayor y espectacular en su siguiente aparición. La respuesta ha sido: "Quantum of solace", una continuación directa del anterior filme y que sugiere un título más filosófico que cercano a la simple realidad del universo de Fleming.
Aunque "Quantum of solace" solamente toma su nombre de una historia corta de la serie de "Sólo para tus ojos", el proyecto obtiene resultados muy mixtos tanto en calidad, narrativa, cultura "bondiana" y recursos cinematográficos del mejor cine de acción.
Ahora bien, para nuestros efectos, la película convierte las instalaciones del Instituto Nacional de Cultura de Panamá en un hotel "chic" boliviano, nos permite ver la última fiesta organizada en el mítico Club de Clases y Tropas nos hace creer que Colón es Haití; nos obliga a buscar en el sitio de la Internet Movie Database los nombres de Rodrigo Farrugia, Diego Fernández de Córdoba, Edwin Cedeño o Luis Gotti (muy cerca de Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón, quienes prestaron sus voces), y apreciar la mirada de Rossana Uribe, mientras tratábamos de ubicar a más panameños que trabajaron en la producción, pero aún celebrando nuestro logro como destino en producción cinematográfica, nos queda la insatisfacción como fanático de la serie ante la falta de coherencia por culpa de algunos baches que el guión no llenó para enriquecer las proezas de esta "porción de consuelo" (interpretación del título en inglés de esta película), mostrándonos la falta de una auténtica experiencia Bond.
Puntos favorables a destacar: el aporte de Daniel Craig con el traje de 007, vestido para la ocasión y responsable del peso del filme. Asimismo, la presentación de QUANTUM como organización que actualiza las andanzas de SPECTRE o SMERSH, las conocidas entidades archienemigas de Bond, aunque se quede corta en una base histórica que le dé más tonalidad al relato y con algunas secuencias de acción que en algunas ocasiones llegan a confundir y hasta marear, que compensan cualquier falla en la dirección de Marc Forster, más respetado por sus filmes "Stay", "Monster’s ball" y "Finding Neverland", o de sus guionistas (lamentable que el equipo de Paul Haggis, Robert Wade y Neil Purvis no hayan mezclado mejor sus buenos ingredientes).
Puntos que juegan en contra: desaprovechar la presencia de un actor tan importante como Mathieu Amalric ("La mariposa y la escafandra") para crear a un villano de mayor calibre, la experiencia de Giancarlo Gianninni o Judy Dench, y de seguro la contratación de una chica Bond mejor que la ucraniana Olga Kurylenko (si vieron "Hitman"… ni modo); la canción que presentaron Jack White y Alicia Keys (una de las peores de la serie) y definitivamente, aquella desfasada sub historia sobre una nación suramericana a quien le orquestan cambios de mando y negociaciones lucrativas para beneficio de los villanos.
Por supuesto que hay otros elementos que suman en la reacción negativa, sin embargo la experiencia como fanático de la serie nos hace superar esta aventura y esperar que la siguiente sea tan buena o mejor que las anteriores.
"Quantum of solace" no tiene la maña y teoría de los clásicos: "De Rusia con amor", "Goldfinger", "Operación Trueno", "La espía que me amó" o la mismísima "Casino Royale", pero no hay que perder la fe. Lo bueno es que este nuevo capítulo de la saga del agente con licencia para matar encuentra a su público cuando la acción reclama lo suyo.
Al final, se trata de James Bond, un mito multidimensional que propone siempre su estudio como fenómeno cultural de categoría mundial que hasta el propio Umberto Eco le ha dedicado páginas enteras para justificar su permanencia en la sociedad.

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