Rainer Tuñón C.
¿Recuerdas alguna vez haber juntado tus juguetes de Hulk, Elementor de Max Steel, Godzilla y Mazinger Z para ponerlos a pelear, uno en mano derecha y el otro en la izquierda, mientras un tercero esperaba su turno porque venía "retando"?
Algo así, pero con 180 millones presupuestados y una fuerte apuesta a los mercados fuera del mar territorial estadounidense, hicieron que el director mexicano Guillermo del Toro ("Cronos", "Mimic", "El laberinto del Fauno", "El espinazo del diablo", "Blade 2" y "Hellboy"), creara la colosal batalla entre "jaegers" y "kaijus" conocida como "Titanes del Pacífico", con resultados mixtos de crítica, pero con una innegable sensación de espectacularidad cinematográfica que evoca los mejores recuerdos de nuestros objetos preciados de infancia.
Aún desconociendo que kaijū signifique "bestia extraña" o monstruo, en el universo fílmico Tokusatsu - para cine o televisión -, aquel cuyas películas tenían que ver necesariamente con Godzila, el Rey Ghidorah, Clover, Rodán o el famoso Mothra, Del Toro nos lleva a conocer un futuro cercano en el cual las enormes criaturas salen desde lo más profundo del mar para empezar una guerra que amenaza con acabar con todo lo que conocemos como planeta Tierra, no sin antes enfrentarse a una élite humana que construye androides mecánicos conocidos como jaegers.
Ahora, un jaeger es operado por dos pilotos que conectan sus mentes a través de un puente neural para poder controlar eficientemente las gigantescas máquinas de guerra, sin embargo el enemigo siguió enviando más feroces y más avanzadas monstruosidades que estarían ganando la guerra hasta una última batalla para la cual reclutarán a un ex piloto de jaegers que deberá pelear al lado de una inteligente aprendiz.
Lo bueno de todo lo narrado es que se requiere de un talento fecundo y juguetón como el de Guillermo del Toro para que las piezas se junten sin convertirse en un juego de "jenga" a punto de desmoronarse. Lo malo, quizás sería casualmente lo mismo, pues un proyecto ambicioso como este necesitaría de al menos una estrella y una estructura más apoteósica del guión para ayudar a levantar más y mejor expectativa frente a la acción vista durante sus interminables dos horas y "tantito" más.
Como dato curioso, las ciudades de Panamá y Lima en Perú están entre las bases de los gigantes robots.
"Titanes del Pacífico" sigue el estilo clásico y estereotipado para la narración de estas historias de formidables robots, sin mayores pretensiones, giros o sorpresas.
Es como ver un capítulo del serial que incluía a "El Galáctico", "El Gladiador", "Capitán Futuro", "El Vengador" y "Super Magnetrón", con guiños evidentes de "Evangelion", de Hidekai Anno, algo de lo que debieron ser las tres entregas de los "Transformers" de Michael Bay con el toque "Cloverfeld" de Matt Reeves y una pizca del "Gojira" de Ishiro Honda, sin perder el humor y cierta frescura que el director mexicano logra inyectar a su relato.
De esta manera, nos permite acercarnos a los conflictos de sus personajes y los intereses detrás de las acciones de cada cual, sin que decaiga el ritmo mismo del filme, pues se trata de efectos especiales, mucho ruido e imágenes grandiosas que se mueven con arrasadora fuerza frente a nosotros.
Respecto al elenco, lo más destacable son las apariciones de Ron Perlman ("Hellboy") como el traficante de órganos kaiju e Idris Elba ("Prometheus") como el recio almirante Pentecost, sin menospreciar a Santiago Segura ("Torrente, el brazo tonto de la ley") o a sus protagónicos Charlie Hunnan ("Hooligans") y la nominada al Oscar por "Babel", Rinko Kikuchi.
Aunque en los mercados estadounidenses y mexicanos la película no reinó en su fin de semana de estreno -de hecho "Mi villano favorito 2" y "Nosotros los Nobles" fueron los reyes de las taquillas en esos países norteamericanos -, la película está generando un interesante boca a boca por tratarse de un filme distinto entre tantas secuelas y "remakes" que evoca el cine que todos queríamos ver cuando muchachos (recuerdo aquella interesante aunque lamentable cinta "Robotjox" de Stuart Gordon, que necesitaría un rescate hollywoodero inmediato).
De todas formas, aún siendo "Titanes del Pacífico" muy inferior a su obra cumbre, "El laberinto del Fauno", insisto en que este tipo de enfoques deberán abrir el camino para que otros directores desafíen al público dentro de la ciencia ficción y se redefina este género, tan gastado como el de zombies (sería interesante ver cómo recrean "Robotech" teniendo ahora la tecnología al servicio de la narrativa en cine).
Si en la tarde de un candente doblazo presentaran en un cine o en televisión "Gigantes de acero" y "Titanes del Pacífico", pasaría sin duda alguna una de las tardes más divertidas con gaseosas, pop corn y chocolates con mis hijos y mis viejos amigos creyentes del "Festival de Robots".
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