Rainer Tuñón C.
Si hay algo que se ha aplaudido,
luego de la ceremonia de entrega de los premios Latin Grammy en su décimo
novena edición, es que la voz de experimentados talentos de Iberoamérica se
alzó por encima de la brisa efímera de un reggaetón que ya empieza a sentir las
sacudidas sobre la sensibilidad artística en una industria que les apoya contra
corriente, pero que al mismo tiempo se da cuenta que necesita elevar la calidad
de las propuestas para beneficio de las futuras generaciones.
El hecho de que un trovador
uruguayo del calibre de Jorge Drexler, una exponente neo flamenca con fusión
urbana como la española Rosalía y el retorno del astro mexicano Luis Miguel con un disco de música ranchera, hayan sido la nota más alta de la ceremonia,
no resta el mérito crítico de haber entendido que no todo está dominado por lo
que actualmente se apodera de las plataformas digitales en las voces de Ozuna, Karol G, Daddy Yankee, Romeo, J Balvin o Maluma, aunque algunos de ellos habrían ganado
su preciado gramófono.
Para segunda muestra, las
noticias globales sobre el dominio del rock en las listas de popularidades
gracias a la efervescencia por la película “Bohemian Rhapsody”, dan ciertas
luces sobre un aparente agotamiento del género.
Entretanto, Panamá, a través del
trabajo del grupo Afrodisíaco, se une a la marcha feroz de la música diversa
que poco a poco se cierne sobre el resto de lo que ocupa la atención global
entre el trap/reguetón. Su nominación al premio por el disco “Viene de Panamá
(sin raíz no hay país)” es un triunfo para los panameños y se destaca por el
hecho de haber competido con una producción impecable como la de Natalia
Lafourcade por “Musas (Un Homenaje Al Folclore Latinoamericano En Manos De Los
Macorinos), Vol. 2”, un exquisito viaje artístico a los parajes de nuestro
continente, y que de paso se ganó un merecido Grammy Latino.
Asimismo, veteranos de la música de la talla de Manolo García, Fito Páez, la banda Aterciopelados, Laura Pausini, Enrique
Bunbury y Juanes, lograron sendos premios en las categorías de pop, rock,
música alternativa y mejor vídeo, demostrando que el sonido de cada uno de
ellos se mantiene inquieto y vigente, y está lejos de enfrentarse al olvido de
las nuevas audiencias de plataformas digitales.
Un fijo en estas premiaciones, el
panameño Rubén Blades, resultó nominado por un proyecto muy íntimo, su tributo
al son cubano a través de su alter ego “Modeoro Madera”, un sonero octogenario,
travieso y creativo que propone estructuras ya conocidas con letras cotidianas
en la voz impostada de Blades, que en esta ocasión sucumbió ante el Septeto
Santiaguero y el salsero dominicano José Alberto “El Canario” con un respetable
tributo al son cubano, con el apoyo de Gilberto Santarrosa.
De igual manera, una institución
musical brasileña, Hermeto Pascoal, fue la figura más sobresaliente en la categoría
de Jazz, con su producción Naturaleza Universal. Se trata de un trabajo de
impresionante factura de parte de un multi instrumentalista de más de 82 años de
edad que sigue dando qué hablar en la música; mientras que en la categoría de
Samba Pagode, la producción "Amor e Musica", de María Rita y el último trabajo de
Chico Buarque, Caravanas, se llevaron estatuillas.
El jazzista venezolano Miguel
Siso también se alzó con su cuarto Grammy con el disco "Identidad",
la cantante cubana Aymee Nuviola con su producción "Como anillo al
dedo", el puertorriqueño Víctor Manuelle con su disco "25/7" y el sonido del colombiano Silvestre Dangond, fueron galardonados
por la industria de la música latina.
También, en la categoría de
música clásica, “50 Años Tocando Para Ti”, de la Orquesta Filarmónica de Bogotá
y el disco de la compositora argentina Claudia Montero, “Mágica y Misteriosa”,
lograron conseguir el Grammy Latino.
Es cierto, cada vez que
escuchamos sobre las premiaciones musicales objetamos desde Panamá, que ganan
perfectos desconocidos, porque en muchos casos, los Dj’s y/o locutores no
tienen idea en relación con los ganadores, e inclusos nominados. De pronto, valdría la pena
revisar en esos listados y buscar música de cada uno de los exponentes antes
mencionados, así como dedicar espacios para programar buena música y no
depender tanto de los “trends”, el sonido urbano que se repite a diario, los
más visitado en Youtube o lo que me dijeron que estaba pegado en los famosos
“charts”.
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