miércoles, 12 de abril de 2017

“Reacomodar” una reputación… la millonaria inversión de United

Rainer Tuñón C.

“El servicio al cliente es la gestión que realiza cada persona que trabaja en una empresa así sea macro o micro y que tiene la oportunidad de estar en contacto con los clientes y buscar en ellos su total satisfacción”.
Se trata de una definición simple tomada de la Wikipedia y muy puesta en contexto, tanto a nivel nacional como global por el simple hecho de que por más que una empresa invierta en esto, sin que el ADN de la compañía realmente lo entienda, perderán reputación, y por ende negocio.
Hace algunas semanas, la sociedad  panameña tuvo su propio ejemplo de crisis reputacional cuando se dio el incidente entre una pizzería local y los jugadores de fútbol, pero ¿realmente nos hicimos las preguntas que valen la pena analizar en temas de atención al cliente?
Estas semanas, vimos otro fenómeno que incluso, lejos de nuestras fronteras, se nos hizo tan cercano, por el simple hecho de que lo que queda en el pensamiento es “cómo tratas a tus clientes”.
Según reportes de prensa, la aerolínea United, buscando liberar cuatros sillas por un asunto de vuelo sobrevendido, y con el propósito de trasladar a unos empleados, ofrece 800 dólares a quien de forma voluntaria cedan sus puestos.
Independientemente del monto que ofrecieron, surge un primer paso en falso en la atención al cliente. Un segundo movimiento frágil se dio cuando, supuestamente un auxiliar de vuelo anunciaba que el avión no iría a ningún lado hasta que cuatro pasajeros salgan de forma voluntaria. El “issue” sigue estando dentro del avión, aún sin un "smartphone" levantado.
Por cierto, ¿está este ítem entre los riesgos controlados de un manual de situaciones, riesgos y posible crisis? Posiblemente sí, pero engavetado en la oficina de la alta gerencia como un voluminoso documento, sin ninguna posibilidad de recordación para mostrar protocolos sencillos al personal a bordo.
No hubo “Big Deal”… aún. Luego que la “compensación mutuamente aceptable”, se fuera sin segudores ni “likes”, se tomó una decisión un tanto invasiva. Se elige sistemáticamente a los voluntarios, basados posiblemente en datos y conexiones que le resulten beneficiosas y como dicen los muchachos “… que empiecen los Juegos del Hambre”.
Si alguien quedó por fuera en este contexto informativo, busque en Google, pero creo que la mayoría de los habitantes que nos vimos forzados a revisar videos, memes, rompedera y bullying digital, conocimos lo ocurrido con el Dr. David Dao. El error cometido sí tiene nombre, pero le invito a que lo ponga usted mismo.
El “mea culpa” organizacional venía con defectos de fábrica: “Pido disculpas por haber tenido que reacomodar a estos pasajeros”. ¿Cómo se reacomoda a un pasajero que no quiere ser reacomodado? Ya se vio cómo. En todo caso, da la impresión de que arrastrar y reacomodar figuran como sinónimos. ¿Lindo eufemismo estratégico?
Insisto, a veces, la selección de palabras dice mucho sobre quién acompaña comunicacionalmente en una situación como esta, que uno pensaría que para ellos no era vista como crisis, aunque entiendo son reincidentes, pues la guitarra del cantante Dave Carroll creo que les costó millones de dólares de pérdidas de su valor en la Bolsa.
En menos de 24 horas la empresa pasó al sótano reputacional y puso a trabajar, supongo que a sus “cracks”, más horas consultor de las rutinarias, pero nunca suficientes para compensar la pérdida que estaban experimentando la compañía.
Si los valores de la empresa llegan a hundirse en tiempo récord 4.4% luego de la indignación global por el videíto de marras, cómo reaparecen con un segundo comunicado que sigue siendo interpretado como desprovisto de humanidad y orientado a calmar a los inversionistas que claman acciones inmediatas frente a lo que ya identifican como crisis.
Ahora, ya no es un tema de atención al cliente sino de frenar las pérdidas y detener la caída de las acciones. ¿Y el doctorcito?
Curiosamente, otros medios como TMZ, People y The New York Post aparecen con “la otra cara de la moneda”, que podría ser interpretada como comunicación de guerrilla para contrarrestar el alcance de la crisis conocida.
Según People, en 2003, el hoy hombre de 69 años fue arrestado en medio de una operación encubierta, y 2 años más tarde fue condenado a libertad condicional luego de hallársele culpable de haber obtenido drogas con fraudes y engaños. Ahora, el lector se pregunta: ¿Qué tiene que ver esto con lo otro?
De hecho, lo anterior ha aparecido como comunicación de contexto. Mientras, en la comunicación formal, salió nuevamente una voz oficial: “la aerolínea llevaría a cabo una revisión de sus procedimientos y políticas que se completarán para el 30 de abril”.
¿Calma las aguas? Creo que no. Pregunten a la audiencia del "host" estadounidense Jimmy Kimmel que disfrutaba morbosamente del "sketch" que hizo de inmediato sobre el tema.
¿Y qué ocurrió después? Otras versiones de prensa que corroboraban que la víctima no tomó una actitud hostil mientras lo "reacomodaban".
Las empresas, cada vez que se ven en situaciones de riesgo y crisis se apoyan en su equipo legal y financiero y dejan a un lado el tema de la comunicación, sólo hasta que las audiencias reclaman que la comunicación ha sido el gran ausente en la crisis.
No se trata de quien comunica qué, a quién, en qué tiempo. En momentos de tormenta se debe atender la situación, analizar los datos, comunicar oportunamente a través de mensajes que sean compatibles a cada audiencia, pero con un racional homogéneo, ser asistido por profesionales que sean respetados por su experiencia y capacidades, atender estratégicamente los frentes digitales y tradicionales, no ser tacaño al invertir en aquello que parece un intangible, comunicar eficazmente, de manera integral, dejar a un lago los egos y sobre todo… entender que todo lo que haga o diga puede ser viralizado en su contra.
Por cierto, ¿cree ud. que era necesario en primera instancia invitar al CEO de la empresa para que entre de inmediato al ruedo? Pienso que no, pero si la alta gerencia estipula que es lo que se debe hacer para enmendar y contener el daño, no hay estratega en comunicación que persuada para evitar ser quemado en una hoguera mediática.
En estos casos, se recomienda tener toda la información disponible, sentarse a analizar todas las incidencias sin que pase mucho tiempo para responder y gerenciar la crisis comunicacional, y por sobre todas las cosas, piense: "PRIMERO EL CLIENTE, no el negocio".
El gerente normalmente no reconoce que necesita apoyo comunicacional por expertos con trayectoria en estos temas (salen y sobresalen todos los "gurús" de crisis, marketing, periodismo y coaching comunicacional), pero es necesario tener en cuenta que una buena asesoría evita pérdidas millonarias y una inminente fractura reputacional.
Que la reputación se destruya sólo toma un “click”; recuperar, cuidar de ella y mantenerla, una millonaria inversión.

El autor es Periodista y Consultor en Comunicación

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