Rainer Tuñón C.
Antes de Pixar, la versión animada de la increíble historia de Jeanne-Marie
Leprince de Beaumont, se convirtió en un hito en la historia del cine, logrando
ser la primera en su género en ser nominada al Oscar como Mejor Película de
Animación.
Este año, Bill Condon, creador de interesantes historias como “Dioses y
Monstruos”, “Mr. Holmes”, “Kinsey” y el musical “Dreamgirls”, así como aquellos
basurones de “Candyman 2” o cualquiera de las dos últimas partes de “Crepúsculo”,
se inspira con la batuta de Disney y arrasa en taquilla con esta nueva versión
de “La Bella y la Bestia”.
Sí, la película es
típicamente linda y aporta estilización, pero peca de tontorrona e ingneua, a
pesar de su sutil controversia gay con el personaje de Le Fou (un correcto Josh
Gad), que para algunos da un paso adelante en los tema de inclusión y
diversidad en cuento a la aceptación de preferencias sexuales, pero para otros
un insulto a la educación de los niños.
Tanto espanto para nada. Hemos aplaudido a muchos personajes bajitos de sale
n películas que ni se imaginan que se han hecho para introducir visualmente el
tema LGTB. No nos referimos a “Moonlight”, “The Danish girl” o “Secreto en la
montaña”.
Hay ciertos personajes que tienen su tinte pastel por ahí. Nadie
preguntó por el general Blue de “Dragon Ball”, Luis y Lestat (Brad Pitt y Tom Cruise)
en “Entrevista con el Vampiro”, “Constantine” (Keanu Reeves resolviendo todo
con nicotina) y “Deadpool” (que aguanta como varón la embestida trasera de su
novia) o el inolvidable papel de Whoopie Goldberg en “The purple color”.
Disney tiene referentes dentro del closet. ¿Si le ponen mucha atención,
qué piensan de Hades en “Hércules”; Baloo vestido de hawaiana ante el Rey Louis
del “Libro de la Selva”, Mérida de “Valiente”, Chi Fu de “Mulán”, Timón, el “sidekick”
de Pumba en “El Ray León”; Francis, la mariquita de “Bichos”, Oaken y definitivamente
la princesa Elsa, de Frozen (“Libre soy… Libre sooooy”)?
Sin detenernos en ese polémco, pero innecesario detallito, la película
misma tiene un elenco brillante, salvo el personaje de “Bestia”; números musicales
sólo para amantes del género (largos y repetitivos), así como momentos de
bostezos que permiten tomar un “break” para ver si algo bueno pasar minutos más
adelante (bueno para comprar el maravilloso “pop corn”).
Sin duda es para quienes disfrutan de este género. Mejor estuvo y por
cancha la versión de “Jungle Book”.
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