Rainer Tuñón C.
“El libro de las
tierras vírgenes” es una publicación de 1894 escrita por Rudyard Kipling, un narrador
y poeta inglés - nacido en Bombay, India-, ganador del premio Nobel de
literatura en 1907, que creó cinco novelas, más de 250 historias cortas y logró
enamorar a sus fieles lectores con 800 páginas de versos.
Esta colección de
relatos se convirtió en lo que conocemos popularmente como “El libro de la
selva”, concebido como una serie de cuentos que, en un lenguaje bello por su
sencillez y noble por sus enseñanzas, nos acercaba desde muy niños ante las
lecciones de la vida, vistas a través de los buenos valores y el entendimiento
de familia, solidaridad y amistad.
Desde los libros
infantiles con grandes ilustraciones hasta los disquitos de 33RPM creados a propósito de la película de dibujos animados de Disney, cuya versión
en español era una maravilla sobre todo por la recordación de sus números
musicales interpretados por el célebre comediante mexicano Tin Tán, hasta la
hermosa experiencia cinematográfica reciente, que se apoya fundamentalmente en
un ejercicio técnico muy prolijo de animación computarizada, dirigida por Jon
Favreau (“Iron Man”, “Zathura”, “El Chef”), los relatos de Mowgli, el hijo
humano de una manada de lobos que aprende “lo más vital” siguen entusiasmando a
generaciones de padres e hijos que interactúan para mostrar la belleza de
nuestra naturaleza como seres más humanos.
Esta nueva adaptación al cine realmente se
destaca por la adecuada selección de su reparto. El niño Neel Sethi capta la esencia
del personaje y su interacción con las voces del elenco animal, integrado por Bill Murray, Ben Kingsley, Lupita Nyong’o,
Scarlett Johansson, Giancarlo Esposito, Christopher Walken y Garry Shandling, provoca disfrutar
una experiencia inocente e intensa, que nos devuelve la chispa de la versión
animada de los años sesenta.
De su factura técnica,
ni hablar. Desde “Babe: el cerdito valiente”, de George Miller y “La vida de Pi”,
de Ang Lee, no nos habíamos deleitado tanto con un fascinante viaje hacia la naturaleza animal y sus maravillosas texturas.
“El libro de la selva”
es un filme de increíble dinámica que combina lo divertido, lo dramático y lo visual, que lleva al espectador a "otro nivel", tomando en cuenta que se
trata de una experiencia infantil de la casa Disney. Lo mejor, el respeto a la
versión original, y definitivamente la integración inteligente de sus canciones
más populares: “Los más vital” y “Quiero ser como tú”. ¡Hurra!
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