jueves, 12 de mayo de 2016

Capitán América vs. Iron Man: los daños colaterales de una Guerra Civil


Rainer Tuñón C.

Cuando éramos niños, aún en la adolescencia o en algún momento de nuestra adulta madurez, saltábamos en un pie cuando veíamos o dábamos lectura a las historias que narraban cómo los héroes acababan de una vez por todas con los villanos. En esos días, los polos se definían en dos vertientes: buenos o malos; es decir, o eras policía o ladrón, indio o vaquero, soldado nazi o un GI Joe, súper héroe o su némesis. ¡Qué inocente inocencia!

La profundidad narrativa impuesta por autores más incisivos, tanto en la vida real informativa como en la forma cómo se narraba sobre estos géneros y sub géneros literarios, poco a poco hizo reflexionar a los perceptores que iban entendiendo que las líneas grises aplicaban tanto en un bando como en el otro, y que definitivamente la razón y la justicia tenían muchísimas formas de ser interpretadas.

Ahora, estas profundas reflexiones se están analizando con mayor detalle a través de cada serie de televisión o película sobre “meta humanos”, quienes son cuestionados por las consecuencias y daños colaterales detrás de sus actos heroicos que buscan el bien de la humanidad.

Más allá de los extraordinarios efectos especiales y los recursos de producción que nos devuelven el mágico momento de interacción con nuestros juguetes, las preguntas que nos hacemos luego de apreciar espectaculares combates de nuestros ídolos van en la dirección de hacer responsable a alguien por los daños materiales causados en las ciudades y de paso las responsabilidades penales por las víctimas inocentes que han sufrido tras estas monumentales batallas.

¿A nadie se le ocurrió quién se hace responsable por los destrozos de King Kong o Godzilla? Si nos invaden los marcianos, ¿quién indemniza a los seres humanos luego de ganarle a los alienígenas?, ¿qué súper héroe lleva la triste noticia a la puerta de la casa de la mamá de un ciudadano que fallece al caerle una plancha de concreto durante una batalla que nada tenía que ver con él?

En Capitán América: Guerra Civil, parte de estas respuestas la plantean dentro de lo que se conoce como la “Ley de Registro de Súper humanos", una normativa que obliga a los súper poderosos a que revelen sus respectivas identidades y colaboren con las autoridades, bajo la tutela de la Organización de las Naciones Unidas, en el concierto de los intereses de las naciones poderosas que ven a estos personajes como un riesgo a la paz mundial.

La nueva realidad a la que se enfrentan nuestros hérores los lleva a escoger bandos. Los que apoyan al Capitán América (un impecable Chris Evans), entre elllos: Falcon (Antony Mackie), Scarlet Witch (Elizabeth Olsen), Hawkeye (Jeremy Renner), Ant Man (Paul Rudd), quien defiende y ayuda a Bucky Barnes (Sebastian Stan), conocido como el Soldado de Invierno, a quien responsabilizan por una serie de atentados terroristas que dan pie a la instauración del acta, y los que siguen a Iron Man (Robert Downey Jr.), que defiende los intereses de S.H.I.E.L.D. y colabora con su colega en armadura James Rodhes (Don Cheadle), una versión adolescente del Hombre Araña (un agradablemente explosivo Tom Holland), la Viuda Negra (Scarlett Johanson) y el bio androide Visión (Paul Bettany), quienes reciben ayuda de Black Phanter (Chadwick Boseman), el hijo de un diplomático de África ecuatorial supuestamente asesinado por “Bucky”.

Dicho lo anterior, nos enfrentamos a una película muy entretenida que hace desfilar en la gran pantalla a una cantidad nada despreciable de nuestros queridos héroes de los "comics", atendiendo las exigencias del más crítico espectador que disfruta del buen espectáculo audiovisual, sin que haya realmente una razón de peso que nos indique cómo estos amigos se enfrascan por algo más pesado que el respeto que se tienen entre ellos. Posiblemente, la falta de motivo real, más allá del espeto a lo que cuestionaron del acta, haría que se atacaran con todas sus fuerzas, sin embargo, los conflictos mismos de la razón por la cual apoyaron esta cruzada hacen que participen de una peleíta más entre hermanos, que de una Guerra Civil.

Lo más divertido, sin duda alguna, es la participación del Hombre Araña y de Ant Man, para agregarle sazón y frescura a momentos de aparente tensión; lo más incómodo, la visión filosófica y solemne postura de Visión y la fragilidad vengativa de Iron Man tras una revelación familiar, así como los innecesarios momentos “sorpresa” que no aportan mucho a una historia que de por sí es interesante, vista de forma lineal.

Eso sí, la película anterior, "Capitán América: El Soldado de Invierno", a mi criterio, estaba mejor porque mantenía una reminiscencia al cine tradicional de espías que arriesgaba más a la narración e introspección de sus personajes principales. Lo particularmente bueno en esta tercera parte está en mantener entretenida a la gran audiencia con una trama que conecta emocionalmente y que en definitivamente hace valer la inversión en pop corn y gasesosas, a pesar de su larga duración. 


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