viernes, 26 de junio de 2015

Noriega: La producción del perdón


Rainer Tuñón C.

La oportunidad histórica de producir y conducir la entrevista “frente a frente” con una personalidad de muy alto perfil, es motivo de admiración dada las circunstancias que vive el país, el claro mensaje a transmitir y la experiencia de calibrar el pulso ciudadano en relación a su madurez social respecto a acontecimientos que mantienen abiertas las heridas de algunas generaciones.

Esa misma oportunidad histórica, permite al entrevistado plantear el formato, la producción misma de su participación, su caracterización y la elaboración de palabras claves y mensajes a transmitir para su propósito comunicacional.

El mensaje, sencillo y contundente: - “Pido perdón a toda persona que se sienta ofendida afectada perjudicada o humillada por mis acciones o las de mis superiores en el cumplimento de órdenes, o la de mis subalternos en ese mismo estatus; y en el tiempo de la responsabilidad de mi gobierno civil y militar… gracias”-.

Lo interesante de esta reflexión viene siendo en realidad la intención de la “oportunidad histórica”, el formato en el cual se da, los mensajes a transmitir y la medición del resultado, dentro de lo que conocemos como clima de favorabilidad social.

El detenido Manuel Antonio Noriega Moreno accede a participar de un encuentro con el periodista Álvaro Alvarado y aprovecha la cámara para subrayar frases claves: “último General de la era militar”, “cautiverio por más de 25 años”, “tiempo que excede las penas impuestas en ausencia”, “tiempo servido”, “reflexionando con la iglesia”, “bajo mis propias convicciones”, “totalmente en paz”, “reflexión cristiana que conlleva los actos de contrición” y “solemnidad ante el altar de mi conciencia”.

Estas palabras claves las enmarca el emisor del mensaje en un formato conocido como declaración, lo que en comunicación estratégica supone una herramienta que presenta menajes cortos, claros, precisos, que no buscan desarrollar el ejercicio de preguntas y respuestas, que se son parte del formato entrevista, de interés tácito del periodista.

Resalta, por el interés del emisor, transmitir que “cierra” el ciclo de la era militar, pues lo considera oportuno en las circunstancias que vive el país, siendo este un mensaje que se presta a una multiplicidad de interpretaciones; y de facto lo hace en su calidad de “Comandante en jefe” y “Jefe de gobierno”, en control del tono del mensaje mismo.

Se trata de un acto reflexivo del emisor dentro de un formato establecido por él -la declaración-, que luego de ser leída con pausa, buena dicción, con elementos visibles a la percepción (manuscrito con algunas líneas subrayadas en rojo), con aceptable presencia física, adecuada postura frente a su propio interés de emitir un mensaje, y en lo que parece un perfecto control de su participación en televisión, cierra su intervención con un “gancho” de supuesto interés noticioso: “…Dios primero, las circunstancias darán la oportunidad de presentar las verdades desconocidas”.

El papel como periodista lo obliga a hacer preguntas, sin embargo el entrevistado se remite a una declaración, y mantiene su esfera de control, en el entendimiento de que una respuesta no es más que la ilación de sus reflexiones y la oportunidad de transmitir tanto mensajes como palabras claves. Esto sería el reconocimiento de un interesante y acertado ejercicio de comunicación en el cual el emisor del mensaje controla la intención de transmitir bajo sus propios términos. Una respuesta típica a cualquier pegunta en este contexto, sería lo que expresó: “…el espíritu, en su expresión y en su esencia, lo contemplan las palabras que acabo de decir”.

Asimismo, el agregar que: “…yo quiero mantener la solemnidad de mis expresiones, de mis meditaciones, de mis asesoramiento espirituales en este marco para que no se salga –hablando en panameño- del propósito por el cual yo hoy después de tantos años acepté a sentarme frente a usted y hablar pidiendo perdón a la ciudadanía”, reitera que su participación responde al único interés de posicionar un mensaje dentro del formato de una declaración.

Si el momento histórico fue pactado como entrevista, se dio una declaración, en los términos del emisor. Vimos a un entrevistado sereno, mostrando sentido de reflexión, preparado para la oportunidad, diciendo: “…yo he venido hoy, bajo mis propias convicciones, sin apremio, sin intereses, a dar una declaración. No doy una entrevista hoy, doy una declaración que es la que voy a compartir y a leer”, pero al mismo tiempo, entendimos que en comunicación uno es capaz de decir algo a alguien con una intención, esperando una cadena de sucesos para capitalizar algún resultado.

Numéricamente hablando, y sumando desde la métrica más sencilla, la oportunidad del entrevistado generó en web y redes sociales - horas después de la intervención- la visibilidad de más de 15 mil usuarios que se identificaron dando “like” o votos en contra, siguiendo alguna red social o visitando páginas en donde el mensaje estaba “posteado”.

En cuanto al índice de recepción a través de medios impresos, la cobertura de la oportunidad histórica no superó en interés periodístico los temas recurrentes de nuestra actual agenda informativa, lo que al final se traduce en un hecho de menor valor noticioso inmediato, aunque sí ha genera una ola de reflexiones ciudadanas, dada las reacciones luego de la declaración.

Es curioso, aunque la oportunidad histórica le permitió al emisor, transmitir un mensaje contundente y 10 frases claves, en sus propios términos, redondea su participación con un avance en calidad de expectativa de lo que arguye el que vendrá de sus siguientes reflexiones, aunque queda la duda si lo que el emisor genere despierte clima de opinión, tomando en cuenta la sed y el hambre de justicia frente a la nueva realidad que vive el país.

En todo caso, el tiempo le dará la oportunidad a este ejercicio de adquirir la solemnidad y el valor histórico en una multiplicidad de formatos, entre ellos: ensayos, libros, revistas, documentales, periodismo a profundidad, hasta llegar, posiblemente a la gran pantalla, pero no en géneros de comedia negra de la talla de "Noriega: el favorito de Dios" o documentales como "Panama Deception" o "Invasión", como hemos visto anteriormente.

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