Rainer Tuñón C.
Tener algo qué decir, con mucha imaginación, dominio de las
técnicas audiovisuales, sensibilidad humana y aporte social son atributos que
sobresalen a la hora de disfrutar del buen cine. JC Chandor como director y Robert
Redford en el protagónico lo hicieron con el filme “Cuando todo está perdido”.
Redford es el responsable de llevar a cuestas el relato que nos lleva a
conocer a un navegante que despierta en medio del Océano Índico sólo para darse
cuenta que sebe sobrevivir luego que su velero ha colisionado con un contenedor
y está a punto de naufragar.
El resultado, todo un “tour de force” del veterano actor que
sabe cómo sacarle provecho a tan aguerrido personaje, mostrando la fortaleza y
vulnerabilidad del ser humano ante lo grande de la naturaleza, haciendo que
todas sus expresiones comunicaran más que los montones de líneas que Chandor
presentó en su “ópera prima” titulada “Margin Call”.
En sí, las películas con un solo actor son una apuesta que hace el cine
para mostrarnos que el entretenimiento también depende del buen calibre de sus
recursos.
Uno de los mejores y más recientes ejemplos los dio el mexicano Alfonso Cuarón con el prodigio titulado "Gravedad", en el cual mostró la soledad y las vulnerabilidades de una Sandra Bullock completamente en su elemento, siendo ayudada en cierta medida por la voz de George Clooney y los maravillosos efectos especiales. Lo único, que a diferencia de Chandor, Cuarón apostó por un final más complaciente para la audiencia.
Uno de los mejores y más recientes ejemplos los dio el mexicano Alfonso Cuarón con el prodigio titulado "Gravedad", en el cual mostró la soledad y las vulnerabilidades de una Sandra Bullock completamente en su elemento, siendo ayudada en cierta medida por la voz de George Clooney y los maravillosos efectos especiales. Lo único, que a diferencia de Chandor, Cuarón apostó por un final más complaciente para la audiencia.
Asimismo, hace algunos años, dos filmes desafiaron incluso a las nuevas generaciones de cinéfilos con
sus propuestas: “127 horas”, de Danny Boyle (ganador del Oscar por “Quiero ser
millonario”) y “Enterrado”, del director gallego Rodrigo Cortés.
En “127 horas” Boyle consiguió -
a ritmo videoclipero - contar la valerosa decisión de Aaron Ralston, un
aventurero que visita el Cañón Blue John en Arizona, sólo para encontrarse con
la dicotomía de vivir o dejarse morir al quedar atrapado en una pared de rocas
por cinco días.
En ese espacio temporal, James Franco, joven actor conocido por la serie
de "El Hombre Araña", de Sam Raimi, logra transmitir la desesperación y la energía de un adicto
a las emociones fuertes que debe amputarse la mano para seguir con vida.
En cambio, con la película “Enterrado”, el director Rodrigo Cortés propuso
un escenario único (un ataúd) para narrar el suplicio de un conductor
norteamericano (Ryan Reynolds) víctima de un secuestro en Irak. Sus
herramientas de supervivencia: un teléfono celular con la batería a mitad de
funcionamiento, un encendedor de cigarrillos y más adelante, una linterna, unos
neones y una cuchilla.
También, Sam Rockwell, dirigido por Duncan Jones (hijo de la estrella
del pop David Bowie) regresó a la raíz de la ciencia ficción con el trabajo
independiente "En la luna", en donde prevalece la auténtica profundidad del
discurso de su protagonista que se debate entre el aislamiento y la paranoia
mientras termina su contrato de tres años en la Base Minera Sarang de Lunar
Industries Ltd.
Asimismo, Colin Farrell preparó una de sus mejores actuaciones en
el trhiller “Phone Booth”, en donde un publicista mentiroso se convierte en
blanco de un paladín de la moralidad que con rifle en mano pretende acabar con
él si no hace todo lo que le indique.
Tom Hanks se preparó física y sicológicamente para encarnar a un
ejecutivo de una multinacional de envíos que se convierte en náufrago por
cuatro años en una isla remota. Su rol en el filme "Náufrago" constituyó 55 minutos
de monólogo (aún conversando con Wilson, un balón de voleibol).
Will Smith también contó con 55 minutos de soledad en la película “Soy
Leyenda”, para contar la travesía de un científico que sobrevive a una plaga
mortal en la tierra y se la pasa buscando la cura.
En el terreno no comercial existen otras obras que se distinguen por
dedicarse a colaborar con un solo actor, entre ellas: “The Wild Blue Yonder” de Werner Herzog, “Blow
Job”, de Andy Warhol; “Johnny Got His Gun”, “La vida de Reilly’s” o “Yaadein”; “El
honor secreto” de Robert Altman; “The Noah”, de Daniel Bourla; “La última carta”
(2002), dirigida por Frederick Wiseman, y “Terrors of Pleasure” (1988), de
Thomas Schalamme.
Asimismo, “Monster in a Box”, de Nick Broomfield, “Nadando hacia Cambodia”
(1987), de Jonathan Demme y “Gray's Anatomy” (1996), de Steven Soderbergh, son
muy especiales en esta distinción por ser protagonizadas por el fallecido actor
Spalding Gray, un experto en la interpretación de monólogos.
Otras películas que han desafiado al espectador con su técnica son: “Wrecked”,
de Michael Greenspan, con Adrian Brody (quien se ganó el Oscar por 22
minutos en solitario para la cinta “El Pianista”, de Roman Polanski) interpreta
a un hombre atrapado dentro de un auto con un cadáver, narrando su dolor
frustración y confusión mientras intenta salir.
Asimismo, la japonesa “Símbolo”, de Hitoshi Matsumoto, plantea en tono
cómico las vicisitudes del padre de una familia mexicana que se prepara en la
lucha libre.
Por supuesto, existen menciones honoríficas para la animación de Pixar “Wall.e”, por dedicar
un porcentaje importante de la cinta al extraordinario robot, haciendo una
evocación mágica al cine mudo, y definitivamente para Catherine Deneuve en “Repulsión”,
de Polanski.
No hay comentarios:
Publicar un comentario