Rainer Tuñón
La sinopsis de Wikipedia para describir la
película Casi Imposible menciona lo siguiente: “Un periodista político intenta
ponerse en contacto con su vieja niñera, que ahora ocupa un puesto importante
en el gobierno”.
Esto se traduce en 125 minutos de
un estreno políticamente correcto con la buena actuación una pareja aparentemente
incorrecta que funciona en el celuloide gracias a los guiños de la comedia clásica
hollywoodense y ciertas irreverencias de la comedia gamberra que permiten que
la experiencia entre la bella Charlize Theron y el cómico Seth Rogen, refresque
la pantalla esta temporada.
Casi imposible entra con estilo en la parrilla
de películas sobre la política estadounidense, en donde nos acercamos a
Charlette Field (Theron), una de las políticas más influyentes en los Estados
Unidos, aspirante a la silla presidencial, que se encuentra con Fred (Rogen) un
periodista independiente, de espíritu libre, a quien ella cuidaba de niño.
Así, el idealismo y el buen sentido del humor
fortalecen la química de ambos y la lideresa lo invita a unirse a su equipo de
trabajo para escribir discursos, aunque el reto es en realidad sobrellevar a los
asesores políticos y de imagen en medio de una incipiente relación sentimental,
¡ah! Y una campaña.
¿Balance apropiado?
Los directores que intentan rescatar géneros
que ya parecen destinados al olvido, toman elementos actuales para vestir a sus
películas con ese viejo aire de las grandes parejas como Katherine Hepburn/Spencer
Tracy, o hace 20 años, con Meg Ryan/Tom Hanks y Richard Gere/Julia Roberts, que
ahora se refrescan con el estilo y tendencias de estos años; sin embargo, pocas
películas logran avanzar en ese balance adecuado.
La propuesta cinematográfica del
director Johnathan Levine va buscando posicionarse en un subgénero que mezcla
con algunos aciertos, la comedia y el drama de interés social. Existen dos
ejemplos interesantes: 50/50 es una película con Seth Rogen y Joseph
Gordon-Levitt, sobre la solidaria relación de dos amigos frente a la amenaza de
vida por un cáncer en la columna vertebral y aquella comedia romántica titulada
Mi novio es un zombie, basada en el libro de Isaac Marion, que narra el idilio entre
una adolescente un zombi.
Cine políticamente correcto
Dicen que la forma de ver el cine político cambió
tras lo ocurrido el 11 de septiembre de 2001. El relato cinematográfico mutó,
así como la mirada crítica de una manifestación cuyos productos insignia pueden
estudiarse dependiendo de la administración gubernamental.
Si bien es cierto, la década del setenta
ofreció manifestaciones muy incisivas que lograron posicionar clásicos como ”Todos
los hombres del presidente”, de Alan Pakula o “Poder que mata”, de Sidney
Lumet, en la actualidad el cine político ha sido más punzante, autocrítico,
atrevido y comprometido, desde la mirada de la industria, con resultados
interesantes como La guerra de Charlie Wilson, de Mike Nichols, con Julia
Roberts y Tom Hanks; Leones por corderos, con Robert Redford y trabajos de
denuncia como Farenheit 9/11 de Michael Moore y Road To Guantánamo, de Michael
Winterbottom y Matt Whitecross.
También, en cuanto a narrativas y formatos,
algunos grandes realizadores han dirigido piezas de análisis necesario como Redacted,
de Brian de Palma y la teleserie en streaming de David Fincher, House of Cards,
todo un fenómeno en Netflix que se basó en una serie inglesa, que son prueba del
impulso atrevido del cine como plataforma de difusión de contenidos que nos ponen
a cuestionar el status quo.
En cuanto a comedias, por supuesto que hay grandes
aportes. La teleserie Veep, con Julia Louise Dreyfuss y la famosa serie inglesa
de los ochenta Yes, Minister, que tuvo tres temporadas e interpretadas por
Nigel Hawthorne, Paul Eddington y Derek Fowlds, son clásicos de la tv.
Asimismo, son dignas de mención las teleseries Spin
City con Michael J. Fox y The West Wing, un ejercicio dramático que tuvo como
chispa argumental, una comedia de Rob Reiner titulada Mi querido presidente,
con Michael Dogulas y Annette Bening.
Curiosamente, los analistas de
cine coinciden en que la realidad está superando a la ficción y en muchos
casos, los productores han tenido que ser muy cuidadosos en los temas que
abordan por lo profético de sus escrutinios en plena era Trump.
Si se compara el debate sobre la
prohibición de centros que practican abortos o leyes que obligan a destruir
tejidos fetales, seguramente en algún capítulo de la multipremiada serie Los
cuentos de la criada, basada en la novela de Margaret Atwood, algo habría que
comparar.
Lo cierto es que, más allá de ver
en la comedia política saborizada con romance, hay que detenerse a analizar los
diálogos de los personajes y compararlos con las situaciones cotidianas que nos
exponen los medios tradicionales y digitales y sus efectos de fake news o lo
que entendemos como realidad virtual en nuestro contexto socio cultural.
Comedias políticas con sentimental sazón
Mi querido presidente (1995)
Un presidente viudo (Michael
Douglas) y con una hija se enamora de una activista de una importante
organización ecologista (Annette Bening). Ella es defensora del medio ambiente,
y está en contra de la política de la Casa Blanca. Él se enamora, ella también.
En plena campaña electoral, su rival, el republicano Bob Rumson (Richard
Dreyfuss), aprovechará esa relación para desacreditarlo. Una de las más blandas,
pero certeras comedias románticas con reminiscencias del cine de Fran Capra, es
considerada como la chispa que inició el fenómeno de The West Wing.
Desde el jardín (1979)
El libro de Jerzy Kosinski es
bello. La película que se hizo, también. Encantadora y sutil fábula
protagonizada por Peter Sellers, en uno de sus últimos roles en el cine,
interpretando a Chance, un particular ser humano cuya vida se reduce a cuidar
el jardín de la mansión de un hombre adinerado y a ver la televisión el resto
del día. Pero, cuando el dueño de la casa muere y Chance es despedido, no está
preparado para hacer frente al mundo exterior. Tiene, sin embargo, la suerte de
conocer a Eve (Shirley Mclane), una buena mujer que lo acoge en su casa. Poco a
poco conocemos que este sencillo hombre es visto como un gran líder político.
Bulworth (1998)
Un gran fracas de taquilla, pero
una de las películas de culto que continúa ganando seguidores por su tono y
ritmo. Warren Beatty dirige y protagoniza esta sátira sobre un candidato del
Partido Demócrata que por una crisis personal decide organizar su propio
suicidio y contrata a un sicario para que lo acabe. En medio de su propio caos,
empieza a expresar libremente sus pensamientos y se hace acompañar de la bella Halle
Berry como el antídoto perfecto para mantenerse con vida. Por cierto, no se
pierdan “Contraté a un asesino a sueldo”, de Aki Kaurismaki.
Maid in Manhattan (202)
¿Quién no ha visto este placer
culposo de Wayne Wang? Marisa Ventura (Jennifer López) es una madre soltera de
Nueva York que trabaja como empleada de la limpieza en un lujoso hotel de
Manhattan y conoce a Christopher Marshall (Ralph Fiennes), un candidato a
senador que la confunde con una de huésped de ese lujosísimo hotel. Entre
el clisé de Cenicienta y lo fresón de una telenovela, se alza como ganadora esta
simple, pero entretenida fábula que se ganó el corazón de muchos.
Dave (1993)
Comedia del director de Gemelos y
Los Cazafantasmas, Ivan Reitman, que nos lleva a conocer a Dave (Kevin Kline), un
ciudadano que se parece al presidente de los Estados Unidos y es contratado
para sustituir al presidente durante un día y una noche. Las cosas se complican
cuando el presidente real sufre una embolia cerebral muy grave y sus
colaboradores deciden mantener a Dave como sustituto, con la esperanza de que
el presidente se recupere a la larga. Dave aprende todo lo necesario para
parecer el verdadero presidente. Poco a poco toma sus propias iniciativas y
resulta ser mucho más humano que la persona a la que imita e incluso, su esposa
(Sigourney Weaver) empieza a sospechar.
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