La historia de amor entre el cine y el planeta Marte ha sido larga, tórrida y pasional, pero con pocas horas de felicidad. Ahora, el año 2015 apunta a que por fin el planeta más parecido a la tierra, cuente con un relato cinematográfico relevante, digno y técnicamente impecable (aunque no del todo realista, a criterio de científicos especialistas en esta materia), que nos lleve como público hacia un milagrito sensorial.
Mientras que la misión espacial del Laboratorio de Ciencias de Marte, conocida cariñosamente como “Curiosity” nos proporciona con éxito los resultados del periplo de 1 año marciano, algo así como 1 año y 88 días terrestres, Hollywood quema sus mejores cartuchos con “The Martian”, del reconocido realizador Ridley Scott, quien cuenta con un exitoso legado en los terrenos de la ciencia ficción (“Alien”, “Blade Runner”, “Prometeo”).
Este filme se basa en una pequeña joya literaria de Andy Weir, felizmente adaptada por Drew Goddard, escritor y director que se ha destacado en la televisión por ser uno de los talentos detrás de “Buffy, la cazavampiros” y “Alias”, y en el cine con clásico instantáneo del cine del terror titulado “Cabin in the Woods”, a la cual las casas peliculeras le tienen asignada una segunda parte.
La supervivencia del científico Mark Watney (Mat Damon), muy al estilo de Robinson Crusoe de Marte (1964), está perfectamente recreada gracias a una labor artesanal del siempre efectivo Scott, al adaptar con sencillez y factura técnica impecable, este ejemplo de buen cine de ciencia ficción, que se acerca a “Gravity”, de Alfonso Cuarón y a “Interestelar”, de Christopher Nolan, como los mejores filmes del género en los últimos cinco años.
El planeta rojo y el cine han tenido una relación sentimental muy especial, pero casi siempre destinada al fracaso. De hecho, si tomamos las primeras referencias sobre Marte, nos encontramos por ejemplo que en 1924 los rusos llegaron primero con “Aelita, Queen of Mars”, filme mudo sobre una relación pasionaria entre un ser humano obsesionado con el planeta y una reina marciana que conoce el amor en la Tierra.
Mientras tanto, en Hollywood, hacia los años cincuenta, de la era de las más descabelladas películas de ciencia ficción que nos hicieron creer en lo imposible, se puede destacar algún producto como “Vuelos a Marte”, de Lesley Selander, en donde una nave terrícola se convierte en el objetivo marciano para conquistar a la Tierra.
Un año más tarde, el director Harry Horner se destaca con “Marte, el planeta rojo”, no necesariamente por la calidad del filme, sino por ser un interesante ejemplo del manejo político de la ciencia ficción, al llevarnos a conocer a una pareja de científicos que se contacta con el planeta a través de una válvula de hidrógeno inventada por un científico nazi que trabaja para los rusos, provocando una debacle económica de gigantescas proporciones.
Esta paranoia nos llevó también al terreno de William Cameron, que desde la ventana de un niño en 1953, nos presenta “Invasores de Marte”, que luego en los años ochenta, Tobe Hooper (“Poltergeist” y “La masacre de Texas”), le hace un odioso remake.
Gracias a esas maravillas de tiendas que venden dividís a cincuenta centésimos, conocimos a la sexy Nyah, la “Diabólica chica de Marte”, hecha en 1954, en la cual la voluptuosa dama vestida de negro vaga por las calles de Londres buscando hombres para ser nuevos habitantes de su planeta adorado, y como bono, una visita de Abbot y Costello en una de sus tantas comedias, en esta ocasión, dedicada a Marte.
La manía marciana va cayendo en la siguiente década y salvo por la morónica “Santa Claus conquista a los marcianos”, película que nos plantea la ilusión marciana de secuestrar al Papá Noel para que lleve la alegría perdida a ese nicho espacial.
Por fin, el cine y Marte toman distancia, no sin antes revelarnos que la ciencia avanza y con ello, el espíritu de contar buenas historias.
Afortunadamente, Paul Verhoeven (“Robocop” y “Bajos Instintos”), magnífico realizador de acertados desastres visuales llenos de deliberaciones políticamente incorrectas y fabulosos meta mensajes, se apropia de un cuento de Phillip Dick, y dirige la exitosa “El vengador del futuro”, posiblemente una de las películas en donde se le exige más peso actoral que músculos al gran Arnold Schwarzenegger.
Este renacimiento del cine marciano hace tambalear la relación al momento en que a Tim Burton ("Ed Wood" y "Big Fish") se le ocurre en 1996 recrear el estilo de los “clásicos” y nos cachetea con “Mars Attack”, comedia negra de cuestionable calibre, vestida de chatarra post moderna , con un elenco de la lista A de actores de cine, que incluía a Jack Nicholson, Glenn Close, Pierce Brosnan y Sarah Jessica Parker.
Asimismo, apareció una versión cinematográfica de la teleserie "Mi marciano favorito", que no fue exitosa.
En el año 2000 surgieron dos historias incomprendidas, pero algo valiosas. Brian de Palma ("Los Intocables") hace un tributo a Stanley Kubrick con “Misión a Marte”, en la cual científicos llegan al planeta para investigar una tragedia, y el nobel director Antony Hoffman invita a Val Kilmer y Carrie Ann-Moss a trabajar en “Red Planet”.
Entre todas estas películas, posiblemente el premio al placer culposo más divertido se lo llevó “Fantasmas de Marte”, de John Carpenter, con un elenco loco que incluía a Pam Grier, Jason Statham, Ice Cube,Natasha Henstridge, Joanna Cassidy y Clea Duvall.
Claro, podemos descartar otras malísimas películas como “Doom” (1995), con “The Rock” y la adaptación de cine del libro “John Carter”, que puso en jaque a las “mega producciones” de Disney hacia el año 2012, pero no, “Marte necesita mamás”, en formato de filme infantil, fue lo peorcito que se hizo sobre el planeta.
Entre todas estas fascinantemente malas citas marcianas, el hecho de que “The Martian” haya levantado buenas críticas, posiblemente hará que la relación vaya a la siguiente etapa. Mientras tanto, nos quedamos compartiendo anécdotas con Marvin el marciano y algunas reflexiones de James Wray, profesor asistente de Ciencias Atmosféricas y Terrestres en Georgia Tech, quien dijo que Marte "es el planeta más parecido a la Tierra que hemos encontrado, hasta ahora, con montañas, cañones, valles de ríos secos, rocas, arena y polvo de composiciones y apariencias no tan diferentes como las que tenemos aquí en casa. La superficie es fría, pero a veces no más fría que las regiones polares de la Tierra… Hay agua en las nubes y casquetes polares, y un día es sólo ligeramente más largo que las 24 horas de la Tierra. Cada día es soleado (bueno, excepto durante las tormentas de polvo más grandes), con cielos de color rosa pálido en lugar del color negro de la Luna".
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